mi música

Algo sobre mi

Algo sobre mi:

En lo que yo soy ahora han influido tanto las circunstancias de mi vida, como las personas que han desfilado por ella.


Entre las personas, los primeros mis padres. Mi padre, que por desgracia ya no vive, es la persona más honrada, justa y responsable que he conocido. Parece un tópico, sobre todo porque ya no esta, pero es la realidad, jamás le vi apartarse de lo que era correcto y repito honrado.

Mi madre, pues parecida a mi padre, una persona íntegra y con infinito espíritu de sacrificio hacia los demás y una sensatez y sensibilidad que hace que sea imprescindible pilar de la familia.

Mis hermanos, cuatro, todos chicos, bueno como es normal tenemos nuestros mas y nuestros menos, pero en general nunca llegó la sangre al río y sé que detrás de mi están todos, los cuatro para recogerme si caigo. Y lo mismo para cada uno, siempre estamos, incluso antes de que se nos llame.

Y una tía que es casi mi segunda madre.

Y después mis amigas, las que conservo desde que tenía 11 meses (si, meses) que fue cuando llegamos al barrio de Madrid, allá por los años... me cuesta decir mi edad, no es que me sienta mayor, pero si digo la edad lo voy a parecer.

Y ya solo quedaría nombrar el resto de personas que he ido conociendo y que casi todas han sido buenas y han dejado una imborrable huella dentro de mi. (las menos buenas también dejaron huella, por desgracia)

Me queda por mencionar a mi propia familia, quiero decir la que creé yo misma junto a mi marido, y se compone, de momento de él y mis dos hijos. Digo de momento porque ellos están ya en edad de empezar a vivir su propia vida,el mayor hace tiempo que la comparte con alguien, aunque todavía vive en casa con nosotros y la pequeña ya tiene también un proyecto (y que pena me da que se hagan tan mayores). Pero todo forma parte de un ciclo, que es el de nuestra existencia.

Y a esto añadiremos lo que tengo propiamente mío, que algo habrá también, aunque soy bastante simple e influenciable, con lo cual me acoplo a casi todas las situaciones y no me ha ido mal de esta manera.

Si habéis aguantado este pequeño tostón y os quedan ganas podéis leer algo de lo que escribo, que es como yo sencillo y simple.

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DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

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8 de Marzo: LAS MUJERES MOVEMOS EL MUNDO.

Mi otro blog

Mis libros preferidos.

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domingo, 15 de abril de 2012

La fotografía.

La fotografía.  
     Un nerviosismo imposible de controlar se apoderó de mí. Estaba leyendo un artículo en el suplemento semanal del periódico, y no le prestaba mucha atención, pues a lo largo de toda la semana la noticia  del centenario aniversario, se había repetido en todos los medios. Y esto unido a la reposición en  los cines y televisión de todas las películas que trataran sobre este tema, o se acercaran mínimamente a él, me había llegado a cansar y a aburrir.
     Pero ahora tenía delante de mí aquella foto, con la imagen de esa cafetería, no tan  vistosa como los salones que se reproducían en las páginas posteriores y que hacían gala de la más ostentosa decoración, de la que los ricos de principios del siglo XX gustaban de rodearse.
     Y no cabía duda, era el mismo lugar de la única foto que conservo de mi abuelo,  que había enviado uno de sus socios ingleses, y que nunca supe donde estaba tomada.Creyendo erróneamente que era la terraza  de algún  café de Inglaterra, donde él se encontraba a causa de sus negocios. Y de donde nunca regresó, sin que nadie supiera porqué… hasta ahora.
     Y mi interés por el hundimiento del Titanic cobró una fuerza imparable que me haría llegar hasta el final.

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Asun 15 de abril de 2012

miércoles, 11 de abril de 2012

Mi madre (historia de una enfermedad)



Mi madre.
     Cerré un momento los ojos, a la vez que un enorme bostezo abría mi boca. Volví a pensar, como siempre, que algún día patentaría como somnífero la lectura de un buen manual de derecho. Sobre todo si tienes un examen el lunes siguiente, y con cuyo aprobado te juegas un año de carrera.
     Me levanté del escritorio, ya que, o estiraba las piernas y me movía un poco o me dormiría sin remedio, y perdería toda la tarde.
     Fui hacia la cocina, pero al pasar por delante del salón, a través del cristal de sus puertas me pareció ver que mi madre también estaba parada, no cosía.
     Efectivamente, entré y entonces, como quien es sorprendida en una terrible falta, volvió a incorporarse sobre la prenda que tenía entre manos y a hundir en ella su aguja.
- Mamá ¿qué te pasa?, espera te vas a pinchar.
Y tomé sus manos suavemente, interrumpiendo aquella precipitación por continuar con su tarea.
- ¿Estabas cansada? Yo también, me quedaba dormida- dije alegremente aparentando no darme cuenta de su sufrimiento- Anda vamos a tomarnos un descanso las dos y vemos un ratito la tele.
    Así, con mucho cuidado, había que tratarla.
    Desde que el médico nos confirmó, casi al cien por cien, que padecía esa extraña enfermedad, mi madre en vez de aceptarlo, no dejaba de pensar  que  era culpa suya, y que aquellos malditos dolores parecían fruto de su imaginación, como ese invencible cansancio que se le venía encima, igual que una losa al hacer  hasta el más leve de los quehaceres.
      En lugar de aceptar todo eso, sintió  con más fuerza que ya no valía para nada y que si aún no era del todo un ser inútil, se acabaría convirtiendo en ello sin remedio.
     Y no era así, simplemente padecía una enfermedad, que como todas, es injusta.
     Síndrome de Fatiga Crónica, ¿y eso que es?, repetía mi madre muchas veces, y murmuraba entre dientes, “eso no es ni  una enfermedad, ni nada”.
     Una enfermedad, para ella, era una úlcera, una diabetes, hasta un cáncer, todo esto eran enfermedades comunes, que ella conocía y podía aceptar.
     Pero estaba equivocada, sí que es una enfermedad, y además de las más tristes, pues es muy desconocida para el resto de la sociedad. Y con ésos síntomas, el inmenso cansancio, esa debilidad, y el dolor, ese dolor indefinido, de todas las articulaciones, ¿cómo explicar que no puedes levantarte, simplemente porque no tienes fuerza para hacerlo?
- Anda hija, vuelve a estudiar, no pierdas el tiempo aquí conmigo.
- Mamá ya te lo he dicho, me estaba quedando dormida, no te creas tan importante, no estoy viendo la tele por hacerte compañía, además es la hora del concurso, venga a ver si hoy se llevan el premio. ¿Un café?
    Mi madre nunca ha podido resistirse al café de media tarde, así que aprovecho, antes de que se me venga abajo otra vez y voy a la cocina, preparo esos dos buenos, aunque descafeinados cafés, y vuelvo enseguida con la bandeja y mi mejor sonrisa, a sentarme en el sillón, a su lado.
     Y por unos momentos, olvidamos los apuntes de derecho, las enfermedades con nombres raros, y disfrutamos, de una tarde perfecta y sobre todo feliz.

sábado, 31 de marzo de 2012

Un golpe seco

 UN GOLPE SECO

      Un golpe seco, seguido del chirriar de ruedas en el asfalto y una columna de humo. Una escena digna de una película, pero que se me ofrecía delante de mis ojos, tan real como los primeros copos de aquella nieve de algodón blanco que se empezaban a columpiar en su lánguida caída hacia la carretera.
      Estaba paralizada contemplando la escena, sin comprender que las ruedas que arañaron el pavimento eran las mías en ese interminable frenazo para no empotrarme también en la parte trasera del coche que me precedía.
      En mi cabeza la imagen de mi madre tirándome un beso desde la ventana y sus palabras un momento antes en la puerta de casa “adiós, cariño, ten mucho cuidado con el coche”
      Algo me nubla aún más la vista, y no son solo mis lágrimas, todo se tiñe de rojo. Mi sangre. Y un dolor agudo en la cabeza. Y yo contestando “claro, no te preocupes, te llamo luego mami” y salgo corriendo escaleras abajo, hacia mi coche nuevo.
      Me sacudo las lágrimas, la sangre y el miedo, porque en el coche de delante alguien se está moviendo. Unos brazos asoman por el hueco de donde antes estuvo la puerta, y se agitan.
      Tengo que salir,  como puedo me libero del cinturón de seguridad, y de una masa blanca, claro… el airbag, es enorme, jamás me lo habría figurado así.
      Las pelusillas blancas que caen, bailan delante de mí, son preciosas, quiero quedarme viéndolas y jugar con ellas, y ellas tiran de mi y jugando me llevan hasta esa persona del coche delantero. También está cubierta de sangre, pero mueve la boca y no sé lo que dice, creo que es una muchacha como yo, y a su lado un señor, o un joven, pero él no se mueve.
      Noto que las piernas no me sujetan más, la nieve me quema y ya no quiere jugar conmigo. Pero tengo tiempo de decirle a mi “amiga” que todo está bien, y que ya vienen a ayudarnos. Le tomo las manos y me siento en el asfalto a su lado, pero una nube negra empieza a taparlo todo, todo, todo.
…………………
     Estoy muy nerviosa, no sé si cambiarme otra vez de ropa, esta falda es muy seria, y el pelo ¡me ha quedado fatal!, pero tengo unas ganas locas de verlos de nuevo.
Mi madre como siempre llamándome pesada, ¡ya voooy!
     Allí están en la puerta del museo, donde hemos quedado, quizá entremos, o quizá no, veremos si nos apetece o preferimos hablar y contemplarnos largamente. Porque eso es lo que necesitamos, sentirnos juntos de nuevo.
     Nuestras caras lo dicen todo, las sonrisas que se han dibujado son el reflejo de la felicidad de volver a vernos, todos nos sentimos bien, yo les miro atentamente y compruebo que es cierto, a María no le quedan apenas señales en su cara, y para demostrarme sus progresos desde que me ha visto está agitando los brazos a lo tonto, sobre todo el derecho, el más afectado y que ha requerido varias reconstrucciones quirúrgicas.
     Pablo, me demuestra como baila en su silla de ruedas, y parece haber desaparecido la sombra que nublaba sus ojos, en los días de hospital.
     Yo a mi vez me retiro la melena y el flequillo que camufla la honda herida de mi frente, de la que apenas queda más que un recuerdo mezclado con copos de nieve.
     Y decidimos entrar al museo.


Asun 31 de marzo de 2012

domingo, 25 de marzo de 2012

En este momento

En este momento.    

 Tres kilos de carne, en un cuerpecito diminuto. Y no se casi nada de ti. Apenas de donde viniste. Pero cómo eres, qué te gusta, qué sientes, ¿Cuáles son tus habilidades? Y tu genio? No sé si me vas a querer.
       Ya me estás dando dolor de cabeza, te veo caprichosa. Se me ha olvidado comer, solo sé  mirarte, por arriba, por abajo, del revés, esa pielecita, esos pelillos, o pelusillas, esos pies. Seis horas seguidas sin apartar mis ojos de ti, seis horas de alegría, de llanto, de vida compartida. Solo te quiero ver a mi lado, siempre, y que estés bien, solo eso quiero saber.
     Solo eso en este momento, en que acabas de nacer.




Asun 25 de marzo de 2012

sábado, 17 de marzo de 2012

Ella (microrrelato)


Ella

     El sol estaba claro, y con el cielo más despejado que los días anteriores, empezaba a calentar y derretir la nieve. Todos se pusieron en marcha, ella no sabía por qué lo hacían, pero cada día al amanecer, con los primeros rayos de sol, comenzaban su peregrinaje a ningún lugar.
     Apenas se comunicaban entre ellos. Pero ella observaba a todos. Y lo observaba todo, por eso se quedaba rezagada, mientras un gruñido la apremiaba a seguirles.
     Un temblor recorrió el hielo bajo sus pies. Se abrieron grietas, algunas tan grandes y profundas que se la hubieran tragado sin que quedara rastro y nadie hubiera hecho nada por impedirlo.
     Sin darse cuenta en un instante apareció ante ella, mientras los rítmicos temblores del suelo correspondientes a cada una de sus pisadas, habían cesado.
     Y fascinada por su tamaño, su pelaje, sus retorcidos colmillos y aquella enorme trompa, apenas tuvo tiempo de esquivar la magnífica masa en movimiento que era el mamut.




Asun 16 de marzo de 2012

domingo, 11 de marzo de 2012

20 Años no son nada. 11M Madrid

20 años no son nada—11M Madrid

Si dice el bolero “20 años no son nada”, ¿qué pueden ser 8?
Son menos que nada, par aliviar el dolor, y una eternidad para ahondar en él.
No nos dejó aquel  día sólo 192 agujeros en el corazón, dejó habitaciones vacías en las casas, camas ocupadas a medias donde antes eran siempre dos, universidades con ausencias injustificadas, amigos inexplicablemente abandonados, hijos esperando siempre la vuelta a casa de papá o mamá, padres que contra natura sobrevivieron a sus hijos, empresas sin sus trabajadores sin haber mediado despido…
Y dejó otras casi 2000 vidas rotas, personas que aún están con nosotros, pero son sólo un reflejo de lo que eran unos instantes antes, cuando iban en el tren empezando un día cualquiera. Iban igual que otra mañana, somnolientos, despreocupados, cabreados, cabizbajos, leyendo, escuchando su música, contentos, viviendo…empezando un día que no llegó a ser como los anteriores . La casualidad, esos hilos invisibles que a veces mueven el mundo, hicieron que estuvieran allí y el dolor y el caos se instaló en su vida y la de sus familias y amigos, que sin viajar a su lado somos tan victimas como ellos.
20 años no son nada, pero 8 son suficientes.
Lloremos siempre a los que nos faltan, y ayudemos a los que nos quedan. Pero miremos hacia delante, los trenes, la vida y el mundo no se detienen.  


Asun 11 de marzo de 2012

jueves, 8 de marzo de 2012

La señora

La señora.
(Dedicado a todas las mujeres, hoy 8 de Marzo en el Día Internacional de la Mujer)

     Estaba muy avergonzada. No lo podía evitar. Desde que la llamaron y aceptó, apenas había dormido por las noches. Estaba contenta y agradecida, aún tenía esa mentalidad, Dios aprieta, pero no ahoga.
     Pero sobretodo estaba avergonzada. Vivía en el siglo XXI, aunque reconocía que ella pertenecía al XX.

     Era una señora.

     Educada en la moderación, el amor a la familia (la tradicional) y en el temor y agradecimiento a Dios, tanto por lo bueno como por lo malo (Dios siempre tiene sus razones, y nunca manda más de lo que se puede aguantar).
     Estudió y trabajó (muy poco, solo hasta casarse). Se casó muy joven, tuvo hijos y vivió feliz dentro de una vida recta y ordenada.
     Y acabados de cumplir sus 53 años, no quedaba nada de todo eso.
     De sus estudios quedaba una buena, pero rancia base cultural. Del trabajo que ocupó en su día, no quedaba más que el recuerdo de las máquinas de escribir, quizá existiera alguna en un olvidado museo.
     De su matrimonio, nada, se rompió hacía mucho, aunque ella no se consideraba separada, sino más bien viuda, y de hecho acababa de saber que lo era realmente, ya que hacía unos días, su marido había fallecido.
     Sus hijos vivían lejos, uno físicamente lejos, en Estados Unidos, y la niña, en su misma ciudad, pero afectuosamente lejos de su vida.
     Y la rectitud y orden en su vida, hacía mucho que eran solo una máscara. La máscara que se ponía ella todas las mañanas cuando se levantaba y se vestía de dignidad y se maquillaba de olvido.

     Pero los difíciles tiempos que se vivían en el país habían propiciado muchos recortes sociales. Y se vio obligada a buscar un trabajo. Ya que era muy “joven” para quedarse en casa, (en palabras de su hija), y no quería escuchar a su hijo que la apremiaba a irse a vivir a América con él, (tan lejos, eso es muy lejos, contestaba ella).

     Y así avergonzada, comenzaba su primer jornada laboral.

     Se terminó de vestir con aquellos pantalones tan anchos, de color verde limón, tan chillón, y con franjas plateadas que se iluminaban en la oscuridad y reflejaban la luz. Se puso el chaquetón del mismo color y tan holgado que escondía la bonita figura, que lucía aún en su madurez.
     Salió a la calle, empujando aquel carrito portador de dos grandes cubos de basura y varios escobones enormes. Sin apenas levantar la cabeza de la acera, comenzó a barrer.
     Mas cuando llevaba aproximadamente una hora de barridos y retirada de hojas secas, comenzó a sentir el sol en la cara, la brisa fresca de la mañana en su pelo.
     Disfrutó del ir y venir de los trabajadores con paso cansado, de las oficinistas estilizadas y superficialmente guapas. Un poco mas tarde la calle se pobló de estudiantes, jóvenes alegres, habladores y risueños, algunos prendidos de sus manos y sus bocas, caminaban al unísono, presas del primer e impaciente amor.
     Luego vinieron las mamás con sus hijos pequeños, que tiraban de grandes mochilas escolares, mientras se sacudían la pereza y el sueño.
     Después de nuevo la tranquilidad, la avenida para ella sola.

     Y otra vez el sol, el viento y la luz de la ciudad le hicieron ver que empezaba otra etapa en su vida. Respiró, levantó la cabeza y empujó con orgullo y paso decidido aquel carro que la estaba conduciendo a una libertad que, por no haberla conocido antes, no sabía cuanto estaba necesitando.


Asun  8 de marzo de 2012   (DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER)

jueves, 1 de marzo de 2012

El más chulo del barrio.

El más chulo del barrio.

Salió a la calle como todas las mañanas, con paso firme y desafiante. Sabedor de su fuerza y magnetismo hacia todo el que se cruzaba en su camino.
      Umm, el señor Paco, parece más contento de lo habitual, por la forma de barrer su trocito de acera de delante de la puerta de su panadería, hoy seguro que el pan sabe mucho más rico que de costumbre, aunque a él, el pan no le hacía mucha gracia.
    Aún así, Paco le saludó dándole una palmadita de cariño.
    Más tarde se cruzó con Violeta, ¡qué bien olía!, quizá porque trabaja en la tienda de flores y además tenía nombre de una de ellas. Claro que a él las flores tampoco le seducían, aún así Violeta de dio un achuchón.
     Y por fin llegó al mercado, aquí era querido y odiado a partes iguales. Fruteros, y hasta los carniceros y vendedores de embutidos, le apreciaban y no reprimían sus caricias, que por parte de las féminas iban acompañados de besos, que él no rehuía, por supuesto.
     Sin embargo, las tres pescaderías que había, montaban guardia y no le dejaban acercarse ni a un metro de distancia. Precaución inútil, hoy lo volvió a hacer: con la velocidad de un rayo negro, se escurrió entre ellos, llevándose en la boca el mejor ejemplar de rodaballo, y dejando a los pescaderos tras de sí gritando:
- ¡Diablo de gato! Mañana te espero, y ¡por Dios y todos los santos del cielo, que no lo cuentas!



jueves, 23 de febrero de 2012

María y el muchacho.

María y el muchacho.

      María estaba acostumbrada a que todos la miraran a su paso. Desde que podía recordar y probablemente, mucho antes, llamaba la atención. Su tez clara, sus ojos vivos y chispeantes, de un verde esmeralda, a veces luminoso, a veces más turbulento. Su pelo que invitaba a ser acariciado para comprobar si realmente era tan suave, y que al tocarlo había que admitir que era más sedoso de lo imaginado. Y así con cada miembro de su cuerpo.
     Por eso estaba muy confundida con aquel muchacho, aparentemente de su edad, que coincidía con ella en el andén del metro, todos los días desde hacía un mes. Siempre que ella se acercaba él sonreía y si estaba de espaladas se volvía, como si la presintiera. Pero luego, no volvía a prestarle más atención, ni una mirada.
     Allí estaba, unos pasos por delante de ella. Como siempre se dio la vuelta y le sonrió, para luego seguir con su lectura. Y María no aguantaba ni un minuto más su falta de interés.
     Entonces ella se puso delante de él, que desconcertado, detuvo el gesto de su dedo pasando por los caracteres braille del libro, y estaba enrojeciendo, seguro de tener a María delante, aunque no pudiera verla.
     A su vez ella acababa de comprender el motivo de ser ignorada, y entendió emocionada, que si aquel muchacho la buscaba y sonreía no era precisamente por lo llamativo de su belleza.




Asun  23 de febrero de 2012

martes, 21 de febrero de 2012

El beso 2ª parte


El beso, 2ª parte.

Esperó aún unos minutos y cuando el pasillo estuvo en total silencio salió y se dirigió a su despacho. Le costaba digerir lo que había visto, y ante todo tenía que calmarse, pensarlo poco a poco y detenidamente valorar la importancia que iba a tener en la relación con sus amigas.

El teléfono sonó, sacándola de sus cavilaciones, pero era Rebeca, lo cual aumentó aún más su desasosiego.

Claro era la hora de desayunar. Contestó y simplemente por su tono Rebeca supo que algo le pasaba. Elena aprovechó entonces para fingir un dolor de cabeza demoledor, de los que realmente le sobrevenían más a menudo de lo que ella quisiera.

La mañana transcurrió entre llamadas e informes, y ese puntito de inquietud, que no dejaba de aparecer en la trastienda de su pensamiento, como telón permanente de fondo.

Había olvidado que era viernes, y que siempre quedaban para comer, como preámbulo del inicio del fin de semana. Por ello tenía varios mensajes en su móvil. Sus amigas preguntaban como iba su dolor de cabeza, y estaban seriamente preocupadas. Finalmente contestó diciendo que se adelantaran ellas y que en cuanto terminara de guardar el informe en el que estaba trabajando, se les uniría.

Así lo hizo. Sin saber como reaccionaria cuando estuviera frente a ellas, pero ya mucho más calmada.

Desde lejos, las observaba mientras se acercaba a la mesa que ocupaban, las veía felices en su conversación, y pasando la vista de una a otra, y a la luz de su nueva perspectiva, pensó que eran perfectas, perfectas para formar una pareja, eran jóvenes, guapas, inteligentes, y lo mas importante buenísimas personas, y recordó como siempre bromeaba con ellas diciendo que eran las “tres mosqueteras”, y su grito de guerra era el archiconocido: Uno para todos y todos para uno. Pero claro en versión femenina.

Y esperaba que fuera así para siempre.

Por fin estaba llegando a su lado, y se percataron de su presencia. Ambas le sonrieron con satisfacción.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué estáis tan contentas?
- ¿Contentas?, la que parece estar contenta eres tú, que traes una sonrisa de boba, cuidado que se te va a caer la baba. Sin duda se te ha pasado el dolor de cabeza.

Elena recordó que esa era la excusa dada anteriormente. Y sabía que efectivamente debía lucir una sonrisa “tonta”, pues había comprendido que nunca existiría ningún problema entre ella y sus amigas, porque hubiera surgido ese tipo de “relación”.

- ¿El dolor de cabeza?, Ha sido una falsa alarma, estoy estupendamente, mejor que bien.
- Ah!, ideal, porque tenemos una pequeña noticia que darte, una gran noticia, más bien. A ver como empiezo – Rebeca titubeó un momento, no sabía cómo enfocar aquello, aunque lo habían ensayado un poco, mientras esperaban a su amiga.
- Verás – continuó Ana- Resulta que nosotras, Rebeca y yo, esto…te queríamos decir…que estamos juntas, ¡ay!, juntas, ya sabes.
- Si ya sé, y no sé qué deciros, bueno sí, lo primero es que me lo contéis todo desde el principio, y que por favor ¡no vayáis a abandonarme!

Y las tres juntaron sus manos, como tantas veces, en el gesto de los personajes de Alejandro Dumas, y en lugar de gritar al unísono se miraban alternativamente, con una emoción nueva que lo envolvía todo.

Asun 21 de Febrero de 2012

miércoles, 15 de febrero de 2012

El beso

 El beso

Unos pitidos agudos a su espalda avisaban de que algo no funcionaba en la impresora. Otra vez, pensó, parece mentira que sea nueva. Atasco de papel, abrir puerta zona B. Así lo hizo, y después de abrir varias tapas, de diferentes zonas de la máquina, descubrió un folio a medias de imprimir y medio atrapado, lo sacó con mucho cuidado y volvió a reiniciar la impresión. Cuando todo estaba en orden, se miró las manos y como cabía esperar se había tiznado bastante con la tinta negra. Y eran casi las 10 de la mañana, la hora de tomar su pequeño desayuno con sus compañeras.

No lo pensó más y se dirigió al servicio para lavarse las manos. En el cuarto de baño, el aseo que estaba separado de la zona de lavabos, estaba ocupado. Abrió el grifo y se disponía a servirse jabón del dosificador de la pared, cuando reparó en que había un teléfono móvil en la encimera.

Lo reconoció inmediatamente, era el de Rebeca, su mejor compañera junto con Ana, así que abrió la boca para llamarla, dando por hecho que era ella, la que estaba en el aseo, cuando se interrumpió bruscamente, ya que al tocar la pantalla táctil del móvil apareció una imagen. Era la última fotografía tomada desde él. Y se quedó paralizada. En la foto aparecían sus dos amigas, Ana y Rebeca, sus queridas e inseparables Rebeca y Ana.

Pero Elena seguía petrificada, y aún así, en un imperceptible movimiento mecánico de su dedo sobre la pantalla, surgieron más instantáneas y ella estaba cada vez más helada, pero dejó el teléfono en un respingo, al escuchar ruido de movimientos al otro lado de la puerta cerrada del aseo. Rápidamente olvidando sus manos sucias de tinta, salió al pasillo y se agazapó tras la puerta de la Sala de Reuniones que estaba justo enfrente.

Desde allí sin ser vista pudo observar como salían del baño sus dos amigas, ¿amigas?, si, eran mucho mas que compañeras, tenían plena confianza, se lo contaban todo, sin secretos, o eso creía ella…

Entonces ellas se separaron, cada una fue hacia sus respectivos despachos, pero la mirada que mantuvieron apenas unos segundos, vino a confirmar que las fotografías no mentían. Todo era real, y a través de un torbellino de imágenes retrospectivas que se remontaban al principio de su amistad y que se sucedían escapando a su voluntad, comprendió que había estado ciega y que lo que unía a esas dos mujeres era algo más profundo e íntimo, que una simple complicidad de hermanas.

Y así había quedado sellado en el beso, a la vez tierno y rebosante de deseo, que reflejaba la imagen de la primera fotografía en la pantallita del móvil de Rebeca y que todavía la mantenía paralizada tras la puerta de la Sala de Reuniones de su oficina.



jueves, 9 de febrero de 2012

Mi columna: España 9 de febrero 9:10 h. PM

No tengo más remedio que hacer una mención a dos noticias que son de actualidad en mi querida España, las dos tienen que ver con unas decisiones judiciales.

La primera afecta a un deportista, yo no le conozco personalmente, pero lo que me transmite es que se trata de un enamorado del deporte, esforzado y honrado, que por desgracia ha encontrado en su camino un 0,0000005 o una cantidad parecida de clembuterol, que digo yo que esa cantidad ¿influirá mucho?, siéndo tan mínima, reconozco que hablo desde la indignación.
Indignación también por la poca educación, por no decir decencia demostrada por algunos medios franceses, acerca de nuestros deportistas, que por cierto son la envidia y el ejemplo de medio mundo.

La segunda es la sentencia que aparta a un juez, de su carrera, durante 11 años, a Baltasar Garzón.
Tampoco le conozco personalmente, pero igual que en el caso anterior me parece que es una persona honrada, y que ha defendido siempre la verdad.

Parece que vivimos como en aquella canción que escuchaba yo en mi infancia, "el lobito bueno" de Paco Ibáñez. Os la dejo para que la escuchéis.
http://www.youtube.com/watch?v=-7iN7PH6ADo&feature=player_detailpage

sábado, 4 de febrero de 2012

Cualquier día...

Cualquier día

Cualquier día te como,
Tendré que hacerlo,
¿Qué culpa tengo yo
De que seas tan guapo,
Y tengas un corazón tan tierno?

Detente, no me provoques,
Te estoy advirtiendo,
Que no respondo de mí,
Si me robas otro beso.

No sabes lo que haces,
¿Te gusta este sufrimiento?
Espera a esta tarde, y en casa…
Te meriendo.

martes, 31 de enero de 2012

El mundo de Adán y Eva

Este pequeño cuento se lo dediqué a un amigo y su hija, y hoy me sirve para recomendaros un libro de poemas que él, Gabriel M. Pérez Fuster ha publicado:
PERENNE,
Os lo recomiento por su calidad y ternura. Y este es mi cuento:

El mundo de Adán y Eva.


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"Aquest és un conte sobre un món feliç, on les persones no han de demostrar res, sinó ser simplement " humanes ": cadascuna aporta a la societat el que està a la mà, d'acord a les seves capacitats, i tant valor té una obra d'enginyeria, com el somriure que et dóna la pau per descansar fins al dia següent.

Este es un cuento sobre un mundo feliz, donde las personas no tienen que demostrar nada, sino ser  simplemente “humanas”: cada una aporta a la sociedad lo que está en su mano, de acuerdo a sus capacidades, y tanto valor tiene una obra de ingeniería, como la sonrisa que te da la paz para descansar hasta el día siguiente.
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     Eva vivía en un mundo donde todas las personas eran felices. Pero en su casa además eran muy afortunados. Eva había  tenido la suerte de vivir en una familia donde se sabía lo que era el amor verdadero. Sabían el valor de los gestos sin palabras. Sabían lo que era tener la recompensa de lograr dar un pasito después de mucho y mucho esfuerzo. Compartían la alegría del ver realizar  un pequeño nuevo movimiento. Y tenían siempre la ternura en los ojos, y nunca, nunca tenían que disimular sus sentimientos. Y por eso el resto de la sociedad los cuidaba y apoyaba mucho, en todo lo que necesitaran, porque era un orgullo y un privilegio tenerles como vecinos, y ese tesoro que tenían no se podía estropear ni perder, a cambio ellos compartían este cariño, con todo el que quisiera acercarse a su casa, pues sus puertas estaban siempre abiertas.
     Sin embargo Eva, aquél día había escuchado algo que no podía sacar de su cabecita. Estuvo pensando en ello mientras comía en el comedor del cole. Mientras dibujaba en clase por la tarde. Mientras corría y se columpiaba en el parque. Cuando terminó los deberes en su cuarto y también cuando papá terminaba de bañarla y mamá hacía la cena que olía tan bien y le hacía desear estar todos juntos sentados en la mesa.
Había escuchado algo, que supuso era un cuento para niños, una leyenda de miedo, para asustar.
     Había escuchado que en otros tiempos, muy, muy lejanos los hombres eran crueles, no respetaban ni a las plantas, ni a los animales, pero lo que menos respetaban era a las personas. A las personas a las que llamaban con nombres horribles, que daban miedo como por ejemplo disminuidos, retrasados, lisiados, y muchos más, todos igual de feos.  Y además los ocultaban como si fueran una vergüenza y solo porque no podían ver o escuchar o andar o porque vivían como si estuvieran siempre pensando y no tuvieran necesidad de comunicarse con los demás, justamente igual que su hermano Adán, que era su alegría, la razón de existir de su familia, y  el orgullo de todos los habitantes de su ciudad.
     Y mientras Eva y su familia cenaban, fueron saliendo poquito a poco esas feas imágenes, salieron uno a uno aquellos nombres y riéndose con Adán que no cesaba de moverse de un lado a otro, y a su manera también se reía, olvidó todo lo escuchado porque sencillamente no cabía, ni tenía sentido en su mundo.

Asun   11 de noviembre de 2011
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P.D. Si queéis visitar a Gabriel este es su blog: http://yetibarna.blogspot.com/

sábado, 28 de enero de 2012

MI COLUMNA: Madrid, hoy sábado 28 de enero de 2012

Debido a las declaraciones de nuestra alcaldesa Ana Botella,relacionadas la posibilidad de que ciertos servicios municipales fueran atendidos por ciudadanos voluntariamente, osea de gratis, yo le contesto con esta carta, que tengo además intención de mandar a algún periódico como el 20 minutos de Madrid,a la sección de cartas de los lectores, así que igual la vemos publicada. Yo creo que no falto al respeto a nadie con ella. Aquí la tenéis:

Carta de opinión para la alcaldesa de Madrid.

Querida alcaldesa “impuesta”, que no elegida, de Madrid:
Ya que tan fácil y buena ve la idea de que sean voluntarios los que gestionen y mantengan ciertos servicios municipales, que ahorrarían mucho dinero en este tiempo de crisis y vacío de las arcas públicas, voy a ayudarla con una idea que se me ha ocurrido a mi.

Como capitana que es usted de este barco, si me permite la comparación, le propongo que sea la primera en dar ejemplo: renuncie a sus honorarios como alcaldesa y ponga además algo de su parte para ahorrar en el gasto municipal.

Nada, le voy a proponer una tarea fácil, que seguro sabrá hacer perfectamente y demostrará además lo femenina y tradicional que es. Se trata de lo siguiente: todos los días antes de incorporarse a sus arduas tareas de despacho, puede usted barrer la plaza de la Cibeles, y después o antes, según vea de organizarse, puede arrancar alguna que otra mala hierba de los jardincitos que adornan nuestra emblemática fuente. Así disfrutará de un poco de aire libre, y notará de paso sin necesidad de aburridas cifras que miden la contaminación, lo limpio y saludable que es nuestro aire en la capital, y los efectos de respirarlo.

De esta forma tan agradable, usted misma devolverá, como nos aconseja al resto de ciudadanos, algo de lo que la sociedad le da y le ha dado, a lo largo de su vida. Sin ir mas lejos, el ahorro que le supone a su bolsillo el tener el transporte a su trabajo pagado, así como la mayoría de sus comidas, que seguro por hache o por b, corren a cuenta del resto de contribuyentes. En fin que su sueldo va limpito, sin mermas para casa. Y no quiero decir que haga nada que no le corresponda, por supuesto.

En definitiva, si aceptara llevar a cabo estas sugerencias, y los madrileños la viéramos alegremente barrer la plaza y limpiar las hojitas secas de los macizos de flores de la Cibeles, estoy segura de que todos en masa haríamos cola para pedir un trabajito voluntario, que lo mismo da hacer una cola que otra, en la oficina de empleo o en el ayuntamiento de Madrid, que dicho sea de paso, desde que se les ocurrió quedarse con el Palacio de Comunicaciones, tradicionalmente correos, es mucho más bonito y vistoso hacer la cola allí, porque a la vez hacemos turismo y parece otra cosa.

Un afectuoso saludo de una madrileña muy orgullosa de serlo.

miércoles, 25 de enero de 2012

Un hotel muy especial

Un hotel muy especial.

“Queridos compañeros:

Os escribo una carta, ¿Qué antigua no? Debo explicaros que mi estancia aquí se va a prolongar algo más de lo esperado. Y como inicialmente estaba pensada para un par de días, no me traje nada más que lo imprescindible, un poco de ropa y tampoco mucha, ya que aquí pasas la mayor parte del tiempo en bata, entre baños, y sesiones de ejercicios.
Así que cogí una bolsa de viaje pequeña y no incluí mi portátil.

Además como sabía que iba a estar tan ocupada, no pensé tener tiempo, ni (perdón) ganas para ponerme delante de la pantalla. Ya que todos me recomendasteis que me olvidara de todo y me relajara lo máximo.

Sin embargo esos dos días se pueden convertir en una estancia sin fecha de salida, ya veis, se rifaba un premio y me ha tocado a mí. Y no tengo ninguna queja, todos están pendientes de que descanse, de que coma, que si vamos a andar un poquito, que unos ejercicios, que al baño… demasiado insistentes a veces, que acabo molida, y me metería en la cama y no saldría en varios días.

Tengo que daros las gracias a todos por vuestra paciencia y colaboración en el trabajo, soy consciente de que mi falta se traduce en un poquito más de tarea para cada uno de vosotros, sobre todo de vosotros tres, mi equipo, del que estoy muy orgullosa de formar parte. No me vayáis a olvidar, ni mucho menos pensar en sustituirme, sabéis que estoy aquí porque no podía rechazar la oferta y todos me habéis animado, pensando (egoístas) que volvería muy descansada y llena de vitalidad, vamos con fuerza para hacerme cargo de todo y devolveros la tranquilidad que ahora no tenéis.
Y podéis creerme si os digo que cambiaria con los ojos cerrados, tanta atención y cuidados por estar al pie del cañón con vosotros, luchando en esas interminables jornadas y comiendo esas raciones rápidas en el bar de Amador, mientras, apresuradamente, resolvíamos los problemas del mundo o virtualmente poníamos en marcha cualquier negocio con grandes perspectivas de éxito.

Aquí es todo el mundo muy agradable, no piensan más que en hacerte la estancia lo mas cómoda posible, rayando en el agobio y la pesadez, algunas veces. Los horarios, son los horarios, bueno lo que ya os he comentado, no lo voy a repetir.

Sin embargo estoy conociendo gente muy interesante, de todo tipo, se ve que es verdad que “estos hoteles” están muy solicitados, no hay más que recordar la lista de espera que tienen siempre.
Así cuando regrese tendré que programar varias visitas, correspondiendo a invitaciones que amablemente me están haciendo, y que independientemente de los grandes lazos de amistad que estoy trabando, pueden resultar muy interesantes, pues me llevarán por toda la geografía de España, ya que la fama de estas instalaciones y de su personal atrae a gente de cualquier punto.
De cualquier punto, y de cualquier condición, desde los más humildes (entre los que me cuento) y otros de muy distinta categoría. Pero todos interesantes e iguales de importantes en su calidad humana. Por ejemplo cuento ya con la amistad de un bombero y sus hijas, dos preciosidades jóvenes y ocurrentes, siempre con ganas de reír y rebosando vida, vida que de alguna manera nos regalan con su presencia. Y sobre todo he conocido un fantástico médico, que además debe ser un fuera de serie en su campo, ya que viaja por todo el mundo de quirófano en quirófano y ofreciendo sus aportaciones en conferencias. Y a mí me tiene un especial cariño, y me trata con muchísimo cuidado, entre algodones me tiene.

Por cierto, os dejo, que viene este que os digo, el eminente médico. Parece que está todo preparado. A esta fiesta que me llevan ahora, no me hace mucha gracia acudir, sé que mañana no me acordaré de nada y estaré en condiciones lamentables.

Un beso a todos y espero veros muy pronto.”


- Vamos, vamos, que todo va a salir bien, seguro que esta intervención va a ser la última. Anímate y piensa que en poco tiempo, por fin podrás abandonar el hospital. Ahora vas a contar despacito desde 100 hacia atrás, mientras notas una ligera somnolencia.

- Cien, noventa y nueve, noventa y ocho, noven…

viernes, 20 de enero de 2012

Mi asociación

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Mi Asociación.

Estoy pensando en crear una asociación,
Quizá organización no gubernamental,
Mezcla de cansancio e indignación,
Fruto, en fin, de la situación actual.

Aquí caben todas las personas,
Sin distinción de origen, edad, o liquidez,
A ser posible, eso sí, sin “coronas”,
Y requisito imprescindible: la honradez.

También se necesitaría
Poseer ciertas aptitudes:
Responsabilidad, decisión, alegría,
Aunque parezcan desfasadas virtudes.

Y por encima de todo, ilusión, ganas de trabajar.
No en vano mi asociación,
Se va a llamar (con emoción):

“De tripas, corazón”



Asun 20 de enero de 2012