Si yo fuera otra, no dudaría.
Si me hubieran educado otros padres.
Si mis hermanos hubieran sido hermanas y no tuviera añoranza de infantiles
confidencias.
Si tuviera otras amigas en vez de estas a las que adoro y me
adoran. Si no hubiera dejado a ese muchacho, para reunirme con el que iba a
compartir el resto de mi vida.
Tú, lector desconocido:
¿Explicarías a
todos esos, que tus días están contados? ¿Que pronto partirás dejando el vacío
más grande, que no ha de llenarse nunca, sino con un dolor agudo que hace el
aire irrespirable?
Yo, lloro y dudo.
Asun ©2 de febrero de 2015