El más chulo del barrio.
Salió a la calle como todas las mañanas, con paso firme y desafiante. Sabedor de su fuerza y magnetismo hacia todo el que se cruzaba en su camino.
Umm, el señor Paco, parece más contento de lo habitual, por la forma de barrer su trocito de acera de delante de la puerta de su panadería, hoy seguro que el pan sabe mucho más rico que de costumbre, aunque a él, el pan no le hacía mucha gracia.
Aún así, Paco le saludó dándole una palmadita de cariño.
Más tarde se cruzó con Violeta, ¡qué bien olía!, quizá porque trabaja en la tienda de flores y además tenía nombre de una de ellas. Claro que a él las flores tampoco le seducían, aún así Violeta de dio un achuchón.
Y por fin llegó al mercado, aquí era querido y odiado a partes iguales. Fruteros, y hasta los carniceros y vendedores de embutidos, le apreciaban y no reprimían sus caricias, que por parte de las féminas iban acompañados de besos, que él no rehuía, por supuesto.
Sin embargo, las tres pescaderías que había, montaban guardia y no le dejaban acercarse ni a un metro de distancia. Precaución inútil, hoy lo volvió a hacer: con la velocidad de un rayo negro, se escurrió entre ellos, llevándose en la boca el mejor ejemplar de rodaballo, y dejando a los pescaderos tras de sí gritando:
- ¡Diablo de gato! Mañana te espero, y ¡por Dios y todos los santos del cielo, que no lo cuentas!