20 pares de pies, veinte pares de talones y no sé ni
calcular cuantísimos dedos. Bueno
deditos, que son tan pequeños, tan gorditos, tan tiernos…
Y tan impacientes ¡qué razón tenías! Cuando me dijiste “mira
que aunque te gusten los niños, esto es una batalla”. Hoy yo te diría que más
que una batalla ¡es un castigo! Pero un castigo tan llevadero que no podría vivir sin él.
Ya he sacado los correspondientes calcetines, desabrochado
todos los botones, bajado pantalones, quitado camisetas y ajustado los
bañadores.
Ahora toca poner los gorros, mira que son antipáticos estos
gorros de silicona, menos mal que con los polvos de talco es más sencillo, y
aún así hay, tirones, gritos y llantos. Llevan razón no puedo evitar que se les
enganche el pelo y que sus ojos parezcan todavía más rasgados.
Ya están listos.
Y todos, uno por uno, me dan un besito, por cierto, bien
babeado. Ellos son así todo cariño y les gusta demostrarlo. ¿Será ese cromosoma
demás, ese que los tiene marcados?
Los miro embobada, hoy mi “batalla” con ellos ha terminado.
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Asun©9 de septiembre de 2014