A mi
madre me la robó una triste enfermedad y a mi padre me lo quitaron los
ganadores de una guerra. Estos dos acontecimientos tan crueles, segaron mi
infancia con el mismo golpe seco con que se cortaba el trigo en las llanuras de
mi pueblo. Madre acompañándome con su ausencia vacía y padre con su infierno, se
llevaron mi niñez desdibujando mi vida entera.
Sin
embargo nunca estuve sola. Mi hermano, un ser mágico y puro me regaló toda la
fantasía que una niña puede necesitar y más tarde fue la mano segura que nunca
soltó la mía.
Aunque algo
se había roto para siempre en mí, dejándome inválida para las emociones y yerma
para los sentimientos, los pude vivir a través de él.
Supe lo
que era el amor porque él encontró el más verdadero y pude ser madre a través de
sus hijos. En ellos me apoyé, cuando sin quererlo también cruzó al otro lado.
Hoy,
cansada de una vida que se hace demasiado larga ya, pienso que la balanza está casi
equilibrada y lo estará del todo cuando la mano conocida, que intuyo cada vez
más cerca, me apriete con fuerza esta vez para siempre.
Relato para Esta Noche Te Cuento ENTC