Si os parece haberlo leído ya, estáis en lo cierto, es una reposición. Se debe a que a mi me gustó mucho escribirlo y lo hice hace justo un año.
La fotografía.
La fotografía.
Un nerviosismo imposible de controlar se apoderó de mí. Estaba leyendo un artículo en el suplemento semanal del periódico, y no le prestaba mucha atención, pues a lo largo de toda la semana la noticia del centenario aniversario, se había repetido en todos los medios. Y esto unido a la reposición en los cines y televisión de todas las películas que trataran sobre este tema, o se acercaran mínimamente a él, me había llegado a cansar y a aburrir.
Pero ahora tenía delante de mí aquella foto, con la imagen de esa cafetería, no tan vistosa como los salones que se reproducían en las páginas posteriores y que hacían gala de la más ostentosa decoración, de la que los ricos de principios del siglo XX gustaban de rodearse.
Y no cabía duda, era el mismo lugar de la única foto que conservo de mi abuelo, que nos había enviado uno de sus socios ingleses, y que nunca supe donde estaba tomada.Creyendo erróneamente que era la terraza de algún café de Inglaterra, donde él se encontraba a causa de sus negocios. Y de donde nunca regresó, sin que nadie supiera porqué… hasta ahora.
Y mi interés por el hundimiento del Titanic cobró una fuerza imparable que me haría llegar hasta el final.
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Asun 15 de abril de 2012