La fotografía.
Un nerviosismo imposible de controlar se apoderó de mí. Estaba leyendo un artículo en el suplemento semanal del periódico, y no le prestaba mucha atención, pues a lo largo de toda la semana la noticia del centenario aniversario, se había repetido en todos los medios. Y esto unido a la reposición en los cines y televisión de todas las películas que trataran sobre este tema, o se acercaran mínimamente a él, me había llegado a cansar y a aburrir.
Pero ahora tenía delante de mí aquella foto, con la imagen de esa cafetería, no tan vistosa como los salones que se reproducían en las páginas posteriores y que hacían gala de la más ostentosa decoración, de la que los ricos de principios del siglo XX gustaban de rodearse.
Y no cabía duda, era el mismo lugar de la única foto que conservo de mi abuelo, que había enviado uno de sus socios ingleses, y que nunca supe donde estaba tomada.Creyendo erróneamente que era la terraza de algún café de Inglaterra, donde él se encontraba a causa de sus negocios. Y de donde nunca regresó, sin que nadie supiera porqué… hasta ahora.
Y mi interés por el hundimiento del Titanic cobró una fuerza imparable que me haría llegar hasta el final.
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Asun 15 de abril de 2012
Asun, me ha gustado tú microrelato. Como cambian las cosas de la forma mas inesperada, de algo que parece intranscendente, a convertirse en todo lo contrario.
ResponderEliminarPerdona si soy una pesada, pero me gusta todo lo que escribes, por tu manera de hacerlos tan especiales, cada uno diferente al anterior y tan extraordinariamente escritos.
Besos.
Gracias Ariel, este relato parece muy increíble, pero no está fuera de lo posible, o cualquier otro así de fascinante, las fotos antiguas pueden llevarnos muy lejos.
ResponderEliminarBesos.
Amiga Asun; date cuenta como la casualidad puede influir de forma importante en nuestras vidas y te hace pensar en cuestiones que quizá tengas olvidados.
ResponderEliminarBesos sinceros
Jose Maria, cuanta razón tienes, pero a veces estas casualidades te hacen pensar si no lo son tanto, es como si algo te llevara a ellas. Por ejemplo, la protagonista estaba cansada de la noticia, la había visto mucho, pero aún así la leyó en el suplemento y encontró la fotografía. Entonces ¿fue casualidad?
EliminarBesos amigo.
La verdad, me impresionó este breve relato… Es demasiado bueno y me deja la duda de dónde desapareció el abuelo… Quizá en el Titanic?
ResponderEliminarte felicito.
Salvador esto se sabrá si me decido a continuar la historia. También puede estar bien así porque deja que cada uno imagine lo que pudo ocurrir.
ResponderEliminarGracias por tu visita, si tienes blog te visitaré tamabién.
Saludos.
Hola Asun, un gusto conocerte y leer tu espacio. He estado meditando en tu presentación "Algo sobre mi" y me has caido muy bien por tus valores, familia y sencillez. Tengo muchas cosas en común contigo, tal vez algún día podamos charlar sobre el asunto.
ResponderEliminarSobre este microrrelato me parece impactante la historia que cuentas, creo que el solo hecho que nos dejes con los interrogantes ya valió la pena por lo interesante, si continuas con el relato, bienvenido.
Un abrazo grande desde Buenos Aires. Nos estamos leyendo.
Guille, como ves hemos tenido ideas paralelas, aunque distintas. Los dos hemos relatado algo sobre el Titanic. Siempre digo que mis "micros" son como un guión y algún día pueden tener continuación. De momento no puedo dedicarme en exclusiva a escribir, y recojo mis ideas de esta manera.
EliminarClaro que nos leeremos a menudo.
Besos desde mi Madrid.