Y regresé al cielo. Así llamaba a mi
buhardilla. Pronto llegó ella que por fin había aceptado mi invitación.
Con una amabilidad exquisita, la tomé del
brazo y le enseñé mis pequeños secretos, las paletas, mis pinceles, los lienzos
apilados en un rincón. Y por último mi obra cumbre.
Le revelé que se trataba de un retrato.
Uno muy especial para mí y también para ella. Al verlo quedó petrificada ante
su propia imagen atrapada en el rectángulo del cuadro.
Entonces unas manos procedentes de la tela
avanzaron hacia su cuello y la arrastraron hasta fundirse con el bosquejo
pintado. Y hacerla desaparecer.
Imagen: Angelina (Marilyn Manson)
Asun© 10 de abril de 2014