mi música

Algo sobre mi

Algo sobre mi:

En lo que yo soy ahora han influido tanto las circunstancias de mi vida, como las personas que han desfilado por ella.


Entre las personas, los primeros mis padres. Mi padre, que por desgracia ya no vive, es la persona más honrada, justa y responsable que he conocido. Parece un tópico, sobre todo porque ya no esta, pero es la realidad, jamás le vi apartarse de lo que era correcto y repito honrado.

Mi madre, pues parecida a mi padre, una persona íntegra y con infinito espíritu de sacrificio hacia los demás y una sensatez y sensibilidad que hace que sea imprescindible pilar de la familia.

Mis hermanos, cuatro, todos chicos, bueno como es normal tenemos nuestros mas y nuestros menos, pero en general nunca llegó la sangre al río y sé que detrás de mi están todos, los cuatro para recogerme si caigo. Y lo mismo para cada uno, siempre estamos, incluso antes de que se nos llame.

Y una tía que es casi mi segunda madre.

Y después mis amigas, las que conservo desde que tenía 11 meses (si, meses) que fue cuando llegamos al barrio de Madrid, allá por los años... me cuesta decir mi edad, no es que me sienta mayor, pero si digo la edad lo voy a parecer.

Y ya solo quedaría nombrar el resto de personas que he ido conociendo y que casi todas han sido buenas y han dejado una imborrable huella dentro de mi. (las menos buenas también dejaron huella, por desgracia)

Me queda por mencionar a mi propia familia, quiero decir la que creé yo misma junto a mi marido, y se compone, de momento de él y mis dos hijos. Digo de momento porque ellos están ya en edad de empezar a vivir su propia vida,el mayor hace tiempo que la comparte con alguien, aunque todavía vive en casa con nosotros y la pequeña ya tiene también un proyecto (y que pena me da que se hagan tan mayores). Pero todo forma parte de un ciclo, que es el de nuestra existencia.

Y a esto añadiremos lo que tengo propiamente mío, que algo habrá también, aunque soy bastante simple e influenciable, con lo cual me acoplo a casi todas las situaciones y no me ha ido mal de esta manera.

Si habéis aguantado este pequeño tostón y os quedan ganas podéis leer algo de lo que escribo, que es como yo sencillo y simple.

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sábado, 23 de junio de 2012

Amor con síndrome


     El amor está en sus manos, en sus sonrisas, en su cuerpo. Está en ellos por separado, pero juntos, están aún mas llenos.
     Mucha gente los mira, ellos caminan ajenos, nada les importa, ya no tienen miedo.
Y ¿porqué iban a tenerlo?, si acaso que lo tengan ellos, los que por decirse a sí mismos “normales” se creen con mas derecho y gustan de llamarles los del  síndrome de esto, o de aquello.
     Al llegar a la esquina se despiden con un gesto tímido, un abrazo tierno y una mirada que encierra un te quiero. Quizá mañana ensayarán un torpe beso.



Asun© 20 de junio de 2012 

sábado, 16 de junio de 2012

Blanco sobre negro, tierra sobre cielo.


 
     Eva hacía todos los días el mismo camino de ida y vuelta al trabajo.

Casi a la misma hora bajaba al metro, ese mundo subterráneo de trenes que van y vienen, que abren sus puertas impersonales, pero llevan en sus entrañas miles de vidas individuales, que se despojan de su identidad para formar una masa conjunta. A primera hora veía rostros maquillados, labios recién pintados, gominas en los cabellos y mezcla de olores a lavandas, jazmines, aromas de jóvenes a vainilla, cocos y frambuesas, y entre todos ellos a veces, un olor rancio que se comía a los demás, olor a sudor primario, que se cuela desde la ventana abierta de la pobreza, la ausencia de educación o la dejadez. 

     Y a las tres, la vuelta a casa, podría hacer el camino con los ojos cerrados, otra vez en el metro. Conocía cada pintada de las paredes, cada peldaño roto en sus escaleras y cada una de las mercancías expuestas en esas mantas de vendedores anónimos e ilegales, sin rostro que nadie identifique o reconozca.

     Entre todas estas caras hacía tiempo que Eva buscaba una, con urgencia y deseo, con la desesperación y necesidad con que se busca el oxigeno del aire en cada respiración.

     Necesitaba encontrarla desde que sin querer había invadido uno de estos cuadrados de tela cuajados de bolsos y cinturones, una mañana cuando el ir y venir de los viajeros del metro era especialmente ajetreado. Recibió un empujón y aunque hizo lo imposible por mantener el equilibrio, había caído sobre el colchón de falsos Loewes y Cartiers. El alto africano que lo presidía, la levantó, cogiéndola con sus manos enormes y su fuerza enorme, murmurando algo en cualquier idioma desconocido, con inconfundible tono de enfado e indignación.

     Ella avergonzada y dolorida en cuanto se vio de nuevo en pie alisó su falda contestando un casi inaudible “lo siento, perdón” y señalaba a la gente mientras se frotaba el codo. En  realidad se había dado un buen golpe, alguna hebilla de algún cinturón o bolso había arañado su fina piel dejando un rastro rojo en su blancura. 

     De nuevo las manos grandes y oscuras se acercaban a ella, que hizo ademán de retirarse, asustada, y levantó los ojos, hasta encontrarse con los de él.

     Blanco sobre negro. Tierra sobre cielo.
     Fuerza sobre dulzura. Miedo contra miedo.

El miedo de ella a sus ojos tierra, a su tez oscura, negra. A su fuerza rotunda.
El miedo de él a los ojos cielo de ella, a esa piel clara, fina, blanca. A su fragilidad de paloma asustada.
     Después del breve cruce de miradas Eva se dejó ayudar confiada y entregada a aquel abismo de fuerza y juventud, del que era un muchacho como ella y se sintió segura.
     El aflojó el ímpetu de su brazo, hasta ofrecer casi una caricia, rendido ante esa suavidad desconocida en una piel, que le había conmovido y despertado el deseo de su cuerpo joven, el mismo deseo que vio en los ojos de ella.

     Se despidieron con un torpe adiós, y con un nuevo roce de manos.
Y cada día se buscaban, hablaban un poco, se estudiaban, aprendían a entenderse y esperaban que la vida les ofreciera la ocasión de demostrar que hay un mundo posible por encima de la realidad del blanco sobre negro, tierra sobre cielo.




Asun®16 de junio de 2012

miércoles, 13 de junio de 2012

Mis lágrimas


A veces quiero llorar y no puedo,
Derrotada,
me siento mecer.
Lágrimas que se quedan dentro,
y nunca dejan de doler.
(*.
      *.)
(*.
A veces lloro cuando no quiero.
Manantial,
 agua que no cesa.
Lágrimas que vienen y no espero,
y nunca dejan de caer.
~..~..~..~..~..



Asun ©13 de junio de 2012

domingo, 10 de junio de 2012

Mi columna hoy Domingo 10 de Junio


Crónica de un rescate anunciado.
     Yo no soy economista. Soy ciudadana de a pie, pero en cierto modo también soy economista, ya que dirijo (gestiono) mi casa.
     Que nos iban a “rescatar” y que nuestra gestión económica era un fracaso, lo sabía yo hace meses.
     Porque hace meses que los españoles nos estamos rescatando unos a otros:
-Pensionistas que rescatan a sus hijos, que desempleados, mantienen a sus familias con la ayuda de la pensión de jubilación.
-Padres que ven como sus hijos regresan a casa después de una corta falacia de emancipación y vuelven con el fracaso de su proyecto personal de vida a sus espaldas.
-Jóvenes que a pesar de todo estudian en las universidades, sabiendo que tendrán que vivir lejos de su país si quieren ver el fruto de su esfuerzo.
 -Hermanos que se rescatan unos a otros.

     En mi caso, hace meses que estoy “al rescate” de alguien de la familia. Tocó fondo, y hubo que tomar una decisión rápida y eficaz, como en nuestra querida España.
Y como en España, su fracaso fue la crónica de una caída anunciada, porque el secreto de una buena gestión económica pasa por no gastar más de lo que se ingresa, y anticiparse a acontecimientos futuros imprevistos, por medio de previsiones dotadas de contenido (económico).
Y como en España, mi rescatado vivió por encima de sus posibilidades, no supo administrar sus recursos, y apostó mal, poniendo en peligro todo su patrimonio y arrastrando a los que dependían de él, su familia. Luego explicó eso sí, que todo fue fruto de las circunstancias que le rodeaban, pero esas mismas circunstancias me rodeaban a mí y yo soy la rescatadora.
Por eso sabía yo que nos tendrían que intervenir.
La diferencia es que mi rescatado no está siendo humillado, utilizado, ni despojado de su dignidad y soberanía por mí. Y por descontado no tendrá que devolver lo dado, ni con intereses, ni sin intereses, pues a mi rescate se le llama solidaridad.

      Y el de mi querida España, no sé qué nombre tendrá, pues como dije al principio, yo no soy economista.

Asun® 10 de junio de 2012

miércoles, 6 de junio de 2012

Iría y los niños.


Iría y los niños.

Iría estaba muy contenta. Acababa de terminar su carrera universitaria y había encontrado su primer empleo. Lo cual no era muy corriente en la época actual. Se trataba de un puesto de educadora en una escuela infantil. Algunos hubieran pensado que para trabajar en una guardería no había hecho falta tanta carrera, pero ella sabía que en la educación estaba el futuro y sobre todo que los pilares que sostendrán a una persona se generan en la primera edad.
     A pesar de no contar con experiencia laboral alguna, supo que había puesto ella mucho más entusiasmo en la entrevista que su futura jefa. Esta además no se interesó en ofrecerle una imagen atractiva del puesto de trabajo que le ofrecía, tuvo que ser ella la que aportara el deseo y la esperanza de que cristalizara la relación laboral entre ambas.
    Por fin salía de firmar el contrato, y se despedía hasta el día siguiente, en que empezaría a trabajar. Se propuso que todo fuera perfecto, no habría esfuerzo que escatimar por su parte para que su nueva etapa fuera fructífera.
     Se moría de impaciencia y nervios al llamar a la puerta de la escuela en su primer día de trabajo. Saludó a la Directora, y a su compañera, que con ella misma, formaban la plantilla. Eran las 7 de la mañana, en solo media hora empezarían a llegar los primeros niños.
     Pero no fue ella la que salió a recibirlos, a pesar de sus ganas por hacerlo comprendió las explicaciones de su jefa, no los conocía y era mejor que no fuera ella la que les abriera la puerta.
     Le indicaron que fuera a la cocina y allí empezó con los preparativos del desayuno que tomarían a medida que llegaran. Tuvo la impresión de que las cosas no estaban debidamente ordenadas, no solo allí, sino en el gran salón donde los niños debían pasar la mayor parte de su tiempo. Salió de la cocina y lo observó todo, había juguetes casi por todas partes, y la zona que supuso era para comer no le pareció muy cómoda.
     Volvió a la cocina, y preparó, atendiendo a su propio sentido común y a unas breves notas pegadas a las puertas de los armarios superiores, diferentes tipos de desayunos.
     Luego no hubo tiempo de nada, los niños llegaron casi todos en una misma tanda, y se juntaron llantos, toses, y gritos. Sin embargo una vez pasada esta primera hora, echaba de menos el barullo y sobre todo las risas, mirando desde la distancia de la cocina se diría que aquellos niños habían perdido la espontaneidad.
     Llegó el final del día, y como al principio, quiso salir a despedir a los niños y de nuevo la misma excusa, que no los conocía y no era buena idea. Así que los observó desde la distancia y vio que no parecían sentir la marcha, no es que esperara que no quisieran irse, pero no mostrar ni el mínimo cariño en la despedida, le chocó un poco.
     Volvió a la cocina, que parecía iba a ser su sitio natural, ordenó de nuevo lo manchado en la tarde y vació el lavavajillas, que ella misma había puesto con el menaje de la comida y desayunos. Después dispuso en la encimera lo necesario para los desayunos del día siguiente, recordando el desorden encontrado esa misma mañana, y procurando dejar todo, si no listo, al menos bastante adelantado.
     Oyó como se despedía su compañera, y también echó de menos unas palabras con ella, ¿no debía haberle preguntado que tal su primer día?
     Finalmente vio que también la Directora se ponía su abrigo y la venía a buscar para que hiciera ella lo mismo, y poder cerrar. Le preguntó como había pasado ese primer día de trabajo, gracias a Dios, sin embargo apenas escuchó su contestación.
     De camino a casa ordenó todas las impresiones, emociones y sentimientos que había tenido a lo largo de aquella agotadora primera jornada de trabajo.
    Iría era así metódica y pragmática, pero a la vez cariñosa, servicial y preocupada por todos los que la rodeaban. Desde el momento en que conocía a alguien se echaba sobre sus espaladas la responsabilidad de contribuir a su felicidad y bienestar. Pero este sentimiento se veía acrecentado cuando se trataba de niños. Por eso estaba deseando que amaneciera y volver a la guardería para ver a los niños.
    Extrañamente recordaba todos los nombres y era prácticamente capaz de ponerles cara y solo quería ver esas caritas siempre sonriendo, porque no podía imaginar nada más maravilloso que la franqueza y sinceridad de esas boquitas dejando ver unos dientes de juguete.



- Los papás de Jaime quieren verte, y también los de Sara, y los de Paula.
La directora se lo decía con voz autoritaria y seca, pero Iría sabía que no había nada que temer. Habían transcurrido dos meses desde su llegada a la escuela, y el cambio en todos los sentidos era insospechado.
     Los niños reían, y también lloraban, pero con una energía de niños sanos, contentos, con la seguridad de estar atendidos y ser queridos.
     Había cambiado también la disposición de los espacios, ahora se podían distinguir perfectamente tres zonas: la de los juegos, la de las comidas y una tercera para el descanso. Y los niños sabían claramente lo que se esperaba que hicieran en cada una de ellas, y lo que era más sorprendente después de unos días de metódico orden y horarios, todos lo respetaban bastante bien.
    Con ese mismo método y energía impuso su criterio en la cocina, las cosas debían estar el menor tiempo posible fuera de su sitio o sucias, si se recogía todo sobre la marcha y se dejaba listo para el día siguiente, pronto empezaron a ver que el tiempo cundía mas, y con menos esfuerzo. Sin contar con la apariencia siempre agradable a la vista de limpieza y eficacia.
     Así ella podía dedicarse mucho más a lo que realmente le apasionaba, estar con los niños, cuidarles, conocerles, enseñarles, en definitiva a educarles, llevarles a través de juegos y canciones, a descubrir sus habilidades, su carácter, conteniendo a los que necesitaban límites y animando a los que pedían un empujoncito.
    No era extraño que todos quisieran sentarse a su lado, que les diera de comer, que les dijera “sana, sana…” para que mágicamente sus heriditas y golpes se curaran de inmediato. Y ella encantada acudía a sus requerimientos, les saludaba a la entrada “buenos días princesa o súper campeón y ella era la última que les despedía a la salida.
Por ello acudió sin miedo a ver a los papás de aquellos niños que la estaban esperando y escuchó satisfecha su pregunta:
-¿Pero qué les das para que te quieran de esta manera?, Ya podías compartir tu secreto, porque además ¡te hacen caso!


Asun®6 de junio de 2012

domingo, 3 de junio de 2012

Se veía venir


 










Que no puede ser,
Que se veía venir
Que tu eres muy tuya,
Y yo soy muy de mí.

Que eres lo que más me importa,
Y yo lo que más te importa a ti,
Pero me dejas con cara de idiota
Cada vez que te lo quiero decir.

Y luego me buscas,
El remordimiento no te deja dormir,
Y yo de tus excusas,
Hago un chiste y no paro de reír.

Mejor cada uno por su lado,
Sin duda mucho mejor así,
Cretino, soso, atontado,
Cursi, ridícula rosa de pitiminí.

Ahora soy feliz,
De la que me he librado,
Pero ¿Qué hará ella sin mí?
Y sin mí ¿qué hará ese pesado?

Que no puede ser,
Que se veía venir,
Imposible estar contigo,
Imposible vivir sin ti.


Asun®3 de junio de 2012

viernes, 1 de junio de 2012

Mi gran secreto





Una nube en tus ojos,
Tormenta en mi corazón.
Una lágrima tuya,
Mi ahogo, mi dolor.

Una sombra en tu expresión,
Oscuridad para mi vida,
  Sin  tu sonrisa,
 Yo no existiría.

El roce de tu mano,
Caricia segura
                                                                                     Tu caminar a mi lado,
                                                                                      apoyo que todo cura.

                                                                                       Tus palabras,
                                                                                       Mi alimento.
                                                                                        Tú, mi gran amor.
                                                                                           Tú, mi gran secreto.


Asun®1 de junio de 2012

martes, 29 de mayo de 2012

La niña España



Nació la niña entre algodones,
hija de la opresión y la vergüenza,
vestida de esperanza y perdones,
tocada de corona su cabeza.

Infancia feliz y caprichosa,
todo era poco para ella,
cabecita loca, juventud impetuosa,
¿Hasta cuándo brillará tu estrella?

Apenas con treinta y cuatro años,
se apagó tu efímera belleza,
haciendo balance de daños,
arruinada y sumida en la mayor pobreza.

Tocó la niña fondo,
la princesa parece muerta,
llanto y quejido hondo,
mira hacia atrás y recupera tu fuerza.

Quiere la niña estrenar nueva ropa,
hecha de justicia, honradez y conciencia,
reconocer a quien la engaña,
apartarse quizá de Europa:
Y ser solo España, ser su propia dueña.

Asun®27 de mayo de 2012

viernes, 25 de mayo de 2012

La pareja más apasionada.


La pareja más apasionada.

      Me vuelves loca, loca, ya lo sabes. Ese movimiento hacia delante, hacia atrás. Tu cuerpo flexible dominando el mío. Me haces seguirte a donde quieras llevarme, ajustándome a tu ritmo suave o frenético.
     Así te sigo, jamás imaginé lo que mi cuerpo era capaz de hacer y estoy segura de que solo lo puedo conseguir junto al tuyo.
     Comprendo que esto ya sobrepasa la pasión y llega hasta la locura. Rozamos el cielo, o al menos yo.
    Ya  se que para ti no soy la única. Y seguramente sientes lo mismo con todas, aunque a mi me guste pensar que la complicidad y la química que desprendemos, y esa atmósfera que creamos cuando giramos unidos, no la consigues con ninguna otra.
    Porque para mi no hay duda, soy tu más apasionada e imposible de igualar, pareja de baile.
~-.~-.~-.~-.~-
Asun® 25 de mayo de 2012

lunes, 21 de mayo de 2012

Rap de los 25 años




No me digas más
Esa palabra,
La crisis,
No me interesa,
Tengo 25 años
Y me da pereza.

No hay dinero,
No hay trabajo,
Lo que no hay
Es vergüenza,
Tengo 25 años
Y me da pereza.

Mi padre
Cansado,
Mañana cierra
Su empresa.
Tengo 25 años
Y me da pereza.

Mi madre
Empleada
En la limpieza,
Va a siete casas.
Tengo 25 años
Y me da vergüenza.

Me da pereza
Tener 25 años
La vida deshecha
Sin dinero,
Sin trabajo,
Y con vergüenza.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Asun®20 de mayo de 2012

sábado, 19 de mayo de 2012

Pleagaria maternal (en clave de humor)


¡Ay Señor!
Nada hay que quiera mas yo,
Que a mis dos hijos.
Y por favor te pido
¡Llévatelos pronto!
A vivir fuera de mi domicilio.

¡Ay Señor!
Que se instalen
Cada uno en su casa,
Que ya estoy cansada
De tantas noches en vilo.

¡Ay Señor!
Son muy buenos chicos,
Sanos, alegres y cariñosos,
Pero tienen sus cuartos
Peor que su madriguera los osos.

¡Ay Señor!
Ilumina a nuestros políticos,
Que solucionen la crisis,
A ver si los jóvenes
Pueden de una vez:

¡Abandonar el nido!


-.-.-.-.-.

Asun®18 de mayo de 2012

miércoles, 16 de mayo de 2012

Ecos de Lavapies


     La mañana está fresca, es 15 de mayo, y aprovechando que es festivo, he accedido a acompañar a mi tía Amelia, hermana de mi abuelo.
     Hemos vuelto a Lavapies, su barrio de siempre, hasta que vendió su piso en los noventa, y se trasladó al nuestro, pues se hacia mayor y así la teníamos mas cerca.
     Dejamos la plaza y tomamos la calle de la Fe, hacia la iglesia de San Lorenzo, aún recuerdo la imagen imborrable, el pobre santo asándose sin fin en la parrilla, un domingo tras otro, en el fresco del frontal del altar.
    - La gente ha cambiado mucho- comentó ella y en su caminar cansado de 84 años vividos, apenas levanta la vista del suelo- pero las calles son las mismas.
      Porque reconoce los mismos bordillos, los mismos adoquines de la calzada, y los mismos baldosines de las aceras, los que ella recorría alegremente en su juventud, con un taconeo gracioso, que hacia bambolearse su falda en torno a  esas caderas que hacían  mas  rotunda la cintura de avispa de su impecable vestido de domingo.
     Continuamos por Doctor Piga, y encontramos el cierre, viejo y sucio, del local de los fontaneros, sus vecinos y amigos. Allí nos detuvimos. Y apoyadas en su quicio, nos llegaron nítidas el eco de voces de otros tiempos, escenas de ese Madrid castizo, aún mas antiguo que ella misma, y que  a mi me gustaría rescatar del olvido.
------------------------
-Buenos días Amelia.
-Con Dios Emilio.
-Ande vas con tanta prisa, cosa guapa.
-Pos donde va ser, a la plaza, por unos limones. Y donde el Paco, por una botella de vino y una gaseosa. Pa que a la tarde te tomes conmigo una buena limoná. Que estás convidao, si se te apetece.
-Gracias rechula, a la tarde voy yo pa las Ventas, pero a la vuelta aquí me ties, como un clavo. Por na me pierdo yo tu limonada. Y luego tenemos que marcarnos un chotís en Argumosa.
-Ea, pos ya está bien de palique, que no ties fin.
-Adios guapaaa!
-Hasta la tarde ¡zalamero!
-------------------------
Como si las dos hubiéramos escuchado este diálogo, mi tía me preguntó:
-¿te acuerdas de Emilio, el fontanero?

-Estaba pensando en él, siempre me tiraba de las coletas y me manchaba la cara con sus manos sucias de la faena y luego me daba un caramelo de limón.
-.-.-.-.-.-.-.-.

Asun© 15 de mayo de 2012

domingo, 13 de mayo de 2012

El milagro del mar



     Me gusta mucho el mar. Observar su azul, a veces claro, radiante, intenso, celeste, limpio, tranquilo. No hay nada que transmita más serenidad que contemplar su superficie, ligeramente abultada por la llegada de una ola, que viene ribeteada por una cresta blanca. Merengue que se antoja dulce, y que sorprende al alcanzarnos en una lluvia de gotitas saladas.
     Pero no sé por qué acepte hacer aquel viaje, seguramente no quería defraudarte, orgullosa como estaba de tu amistad.
Y llegó el viernes que ambos nos cogimos libre en el trabajo.
     Tomamos un vuelo con un destino para mí incierto, literalmente incierto, porque no había oído hablar jamás de de semejante ciudad, Akureyri. Pero existía. Un puerto pesquero al norte de la muy norteña Islandia.
     Naturalmente hacía frío allí, y el ambiente me pareció silencioso y solitario. El mar de un color azul rotundo, casi negro, estaba bastante agitado, dándome una sensación poco acogedora que me hizo temblar, tanto que se me notaba a través del grueso jersey de lana y el magnífico anorak, que me habías regalado, en un arrebato de espléndida emoción por mi consentimiento en acompañarte en aquel loco viaje.
     Sin embargo a pesar de lo inhóspito y frío que me parecía todo, no había ningún detalle dejado al azar, tenías todo puntualmente previsto y todo estaba pensado. Nos instalamos en una casa alquilada para cuatro días. Hicimos unas compras en un supermercado del pueblo, y hasta me pareció que no era la primera vez que habías estado allí. Durante todo ese tiempo no dejé de temblar ni un segundo, esto te causaba entre ternura y gracia, y de vez en cuando me abrazabas y me apretabas contra tu pecho, fuerte y seguro. Cenamos algo en una especie de taberna y como yo no estaba muy habladora y había caído completamente la noche, nos fuimos a la casa. Afortunadamente contaba con una bonita y práctica chimenea, que creó un ambiente acogedor y me hizo abandonar mi temblor y olvidar un poco lo que nos esperaba al día siguiente.
     Pero el día siguiente llegó antes de lo esperado, pues era necesario madrugar bastante para nuestro propósito, propósito que empezaba a parecerme un extravagante capricho: un paseo por el mar en Islandia.
     Bien abrigados, pero cómodos, para faenar, en palabras de mi amigo, “faenar”, no quise imaginarme lo que querría decir aquello, nos vimos a bordo de aquel barco. El barco menos fiable y menos seguro del mundo.
     Y recordé que el mar me gusta, pero desde la orilla, desde la seguridad de una barandilla en el paseo marítimo de nuestras tranquilas playas mediterráneas, nada parecido a la fragilidad de  este cascarón. En él nos esperaba un lugareño, el capitán de navío, y recé para que la relación entre las malas pintas y la experiencia y pericias marinas fueran inversamente proporcionales: a peor apariencia, mayor maestría.
      Procurando que se me notara lo menos posible el miedo y la fatiga que estaba sintiendo, me subí y me anclé, término muy marinero y exacto, a un banquito que había en un lateral, babor según mi amigo.
      No tenía que esforzarme tanto en disimular, pues mi querido compañero, no veía más allá de su propio entusiasmo y alegría. Me sonreía todo el tiempo, y se acercaba y me hacía algún guiño cómplice.
     Una náusea se instaló cómodamente en mi estómago, y no hacía más que crecer y crecer. Hasta que fue inevitable, y tuve que luchar para no recibir la más tierna de sus caricias, con una bonita rociada de mi más tierno vómito.
    Su reacción fue rápida y se apartó de mí con un salto, no cabía duda de que estaba en forma. Me sentí avergonzada y estúpida.
     Mi estómago estaba empeñado en salirse entero por la boca, y mi cabeza era un caos giratorio, donde no se distinguía cielo o mar. Busqué en algún bolsillo y encontré un patético pequeño pañuelo de papel, con el que pude limpiarme. Ya me daba igual todo, el viaje era un fracaso absoluto y no quería que nadie se acercara a mí en todo el resto de nuestro avatar marino.
    Abrí los ojos, al sentir que me secaban la cara con una toalla. Estaba llorando. A través de las lágrimas vi su cara distorsionada pero sobre todo preocupada. Estábamos dentro del camarote interior del barco, no recordaba cómo había llegado hasta allí.
    O sí, me había desmayado. Y de ello hacía casi una hora, la mejor hora según parece para contemplar el mar y él la había perdido allí conmigo.
     Me miraba enfadado, pero no por eso, sino porque yo no le había contado que el mar me daba pánico, y ese pánico me había vencido. Después  de esta confesión pensé que podría descansar durante el resto de la navegación.
     Nada más lejos de la realidad, porque repentinamente me vi arrastrada al vaivén infernal de cubierta.
     Y allí en seguida lo comprendí todo. Y todo mereció la pena. Tenía ante mis ojos la verdadera razón del viaje, y nunca mejor dicho, su verdadera dimensión.
     Ante mis ojos y a muy poca distancia varios seres enormes, majestuosos, imponentes, salían del agua en un saltar de toneladas, con cuerpos macizos y a la vez ágiles.
     Ballenas. Ballenas de superficie brillante, negra con alguna mancha blanca, extrañamente esbeltas en su redondez.
     Estaba fascinada, apenas podía asimilar tanta belleza y mi asombro y admiración debían dibujarse en mi cara, porque mi amigo me prestaba casi tanta atención como a ellas. Hasta el “capitán” del barco, me miraba con una sonrisa de aprobación.
     Aquellas ballenas eran únicas, y así me sentí yo contemplándolas, única y privilegiada por poder compartir el milagro de su existencia.




Asun®13 de mayo de 2012

viernes, 11 de mayo de 2012

El sueño cumplido

   Había cumplido su sueño.

     Gracias al terrible accidente que partió su cuerpo en dos y a la posterior  obligada cirugía, tenía lo que más había ansiado, un físico perfecto.
     Siempre deseó ser guapa, poseer la belleza con gracia que veía en otras chicas, para no ser solo la responsable, trabajadora, cariñosa…esa  humana compañera y amiga.
     Por fin volvió a su vida normal. Haciéndose notar, orgullosa, todos la felicitaban por su “inmejorable aspecto”.
     Pero sus amigos apenas hablaban con ella, sentían que estaban frente a una desconocida desapareciendo  la confianza de antes. Mientras que los que no la conocían, solo buscaban gozar de la perfección de su cuerpo.
     Estaba completamente sola.

     Pero había cumplido su sueño.



Asun ® 14 de marzo de 2012

Mi vuelta: hoy viernes 11 de mayo de 2012


Ya que hice hace tres días una crónica de despedida, ahora que estoy de vuelta, me toca hacer otra.
      Esta va a ser muy breve, ya que para drama, queda la anterior.
      Y es que se pasan tres días en un hospital y parece que ha transcurrido un siglo. Y se envejece un siglo también, que solo hay que mirarse al espejo, ay que penita. Y yo para ayudar a esa imagen, no tuve más ocurrencia que raparme el pelo el día de antes. Juana de Arco parezco. Menos mal que eso si que se soluciona con un poco de tiempo.

      Así pues como se suele decir “corramos un estúpido velo” y sigamos, como la vida, adelante. Y aunque no sea mi cumpleaños voy a celebrar el día de hoy con una buena tarta, la que me gustaría compartir con todos vosotros.
¡Que aproveche!!!!!

martes, 8 de mayo de 2012

MI vida hoy Martes 8 de Mayo de 2012

Cada vez que me enfrento a la experiencia difícil como es el paso por el quirófano, me asaltan diferentes sensaciones. Primero esa especie de hiperactividad, la necesidad de dejar toda la casa limpia y reluciente, que todo esté en su sitio, los armarios perfectamente colocados, la ropa limpia y dispuesta para su uso. La cocina impecable, y con varios platos cocinados para mi marido e hijos. La nevera llena y el congelador mucho más lleno. Los baños abastecidos, productos de limpieza, geles champúses, bayetas y estropajos. Cremas corporales, dentales, colonias y desodorantes. El salón preparado para recibir (a quien sea), cortinas, cojines, todo en orden. Así claro cuando llego al hospital, casi se agradece que te digan “usted a la cama”, y estas deseando que te pongan la anestesia para echarte un sueñecito, que llevas una paliza en el cuerpo, con tanto orden y limpieza, y los nervios.

 Porque después de la hiperactividad, vienen los nervios. Si pasa algo, que no va a pasar, pero si pasa…Esto no se te va de la cabeza. Y empiezas a pensar en las despedidas. Te acuerdas de todos, de tu familia lo primero, tu madre, tu tía, tus hermanos y tienes ese nudo al pensar en ellos si te pasa algo a ti.

 Y revives los momentos tan felices vividos, los amaneceres dulces junto a tu marido, de recién casados, cuando no había niños aún, y no teníamos prisa, y yo sentía que eso tenía que ser la felicidad.
 Pero aún había más felicidad, la trajeron los dos hijos, su alegría de niños, sus éxitos escolares, su cambio adolescente, sus primeros sufrimientos de amores. Y mi vida son ellos tres, lo único por lo que me levanto y respiro cada dia.

Y aún hay más felicidad, la traen los amigos, mis amigas de siempre, a las que nunca he nombrado y hoy si, Luz, Marina e Inmaculada (mis entrañables Mariluz, Marini, y Mari-Conchi), y Ángel, y Marisol, y Felipe.

 Y más felicidad, me la trajeron mis compañeros de trabajo, siempre cuidándome y ayudándome, y a los que me parece no he sabido corresponder, Pilar, Peña, Emilia, Miguel Ángel, Rosa.
Y los actuales, Angelito, Laura, Sergia, Nieves, Teresa, Silvia, Eugenia, mi querida Ángela, a la que quisiera aliviar ese dolor enorme, y un largo etc.

 Agradecimiento también a mi actual jefe, que siempre me da un empujón de confianza, para sacarme de esta maldita inseguridad mía, y que me ha ofrecido, sin apenas conocerme su cariño y apoyo sincero. Mencionar también a mi anterior jefa, la que me “quiso” en aquella entrevista de hace tres años, y a la cual admiro por su seguridad y ambición, dos buenas condiciones para el trabajo. Y a Marisa, que rompe barreras con su voz de “sordomuda”.
Y al resto de compañeros a los que admiro por su dedicación y valía personal y que no nombro por lo muy largo que sería. Gracias a todos porque todos me demostráis un cariño en vuestro trato que me arropa en todo momento.

 Y otro granito de felicidad, me lo trajeron otros amigos, los conocidos por casualidad, después de mi última operación hace casi un año. Entonces de la mano de mi hermano Manolo, conocí un sitio donde escribir y leer a otros aficionados a la escritura, y de ahí salté a otro sitio, y de este  vine a parar a este blog. Así que gracias también a los amigos estos sí, tan inesperados, amigos de letras, (algo así como hermanos de leche) y que no voy a nombrar porque ellos saben quiénes son, algunos nos hemos conocido en persona, y otros nos seguimos en la distancia.

 Ya que el motivo de estos agradecimientos, recuerdos y reflexiones es mi salud y mi paso por el quirófano, es justo nombrar a mi médico, el doctor Ortega, al que desde el principio nos unió algo más que la simple relación médico-paciente, pues siempre me trató con un cariño especial, y espero que mañana en el quirófano haga lo propio…, y me deje como nueva y porfi, que me quite el Tubo....

Y ahora que he dado un repasito a mi vida a través de las personas imprescindibles en ella, debo decir que siento que he sido muy afortunada y podría decir que estoy preparada para abandonar este mundo, si es lo que tiene que pasar. Pero que espero que no pase. Y que en un par de días esté de nuevo en este mi blog subiendo algún relato, poema, o algo de mi columna, que Dios mío, según está mi España, Españita, tengo argumento para rato. Y dicho esto solo me queda despedirme, con:
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sábado, 5 de mayo de 2012

El nuevo trabajo



     ¿Dónde se ha metido la dichosa calle? Se supone que debería estar aquí, la tercera dejando la fuente a la espalda.
      ¿Santa Teresa?,  yo busco la calle de San Juan Bautista, y en  este barrio todas las calles tienen nombre de santos. Volveré a subir a la fuente de la glorieta, y haré de nuevo el recorrido.
     ¡Qué calor!, caminar tan deprisa me está agobiando, me estorba el abrigo, será mejor que me lo quite.
     A ver primera calle: Santo Tomás, muy bien, 2ª calle: San Mateo, y ahora tiene que venir la mía, tercera calle: “Santa Teresa”, pero ¡cómo! Otra vez, ayer mismo aquí estaba San Juan Bautista.
     ¡Qué calor! ¿Y los zapatos? Ya sabía yo que los tacones me iban a pasar factura. Pero el primer día de trabajo es lo que tiene, hay que ir vestida para la ocasión.
     Menos mal que he salido con tiempo, pero si la maldita calle no aparece, ya veo que llego tarde.
     Y ahora ¿por qué me mira todo el mundo? No sé, a saber qué cara llevo, no me tenía que haber maquillado tanto, pero la impresión, la primera impresión es tan importante… Un espejo, Dios, necesito mirarme al espejo…Ese escaparate, me miraré en él.
 Pero ¿y la calle?, voy a preguntar… ¡Hay! Este coche, que poco le ha faltado para atropellarme y  encima no para de pitar y pitar…parece una alarma…
      ¿Mi móvil?, la alarma, las 6… claro… puse la alarma a las 6 de la mañana, es mi primer día en el nuevo trabajo.

sábado, 28 de abril de 2012

El peluche

El peluche

     Cuando fue a vivir con Mario nunca creyó que pudiera haber una fecha que pusiera punto final a su historia de amor. Un amor a primera vista.Tanto que apenas habían transcurrido unos días desde el momento en que se vieron por primera vez y el día en que ella se trasladó a su casa.

     Se instaló directamente en la habitación de Mario. Compartiendo su cama. Ella era la última imagen que él veía al cerrar los ojos cada noche al dormir, mientras la acariciaba y susurraba los mas dulces “buenas noches” y le pronosticaba con toda seguridad que el día siguiente sería otro día perfecto, nada malo podía ocurrir teniéndola a su lado.

     Y era lo primero que veía cuando amanecía su nuevo día, su figura pequeñita, su pelo revuelto por el desorden de la noche, que a veces era loca fruto de los sueños de pasión e impetuosa juventud de Mario.
     Así transcurrieron algunos años, deslizándose el tiempo suavemente, sin hacerse notar. Y ocurrió lo que tanto le repitieron al principio, la frase maldita comenzaba a hacerse realidad: nada es para siempre.

     Mario había crecido, físicamente, pero sobre todo como ser humano, había afianzado mucho, y quizá demasiado aprisa, su personalidad. Y ahora ella escuchaba de nuevo aquellas voces que le decían: se cansará de ti aún antes de que tu cuerpo pierda su firmeza, tu pelo ese brillo  y gracia tan irresistibles, y tu piel la suavidad que hace que las manos no puedan dejar de acariciarte.

      Y así fue, una mañana, cuando ya hacía algún tiempo que ni siquiera compartía las noches de Mario, y sus días no empezaban con sus miradas entregadas y esos desayunos compartidos.

     Esa mañana, no fue él quien la apartó para siempre de su lado.

     Fue su madre, la madre de Mario, que la había querido casi tanto como él, quien la observó y con infinito cariño y delicadeza la tomó en sus brazos, la besó y la depositó en una caja, junto con otros muchos juguetes ya viejos, algunos mutilados fruto de tantos momentos de juegos inolvidables. Y que  como ella, la preciosa ovejita de peluche blanco tan dulce como el algodón de azúcar, habían compartido las interminables confidencias de niño feliz, y habían aliviado tantas noches de miedos infantiles.



Asun 28 de abril de 2012

domingo, 22 de abril de 2012

Mi columna: España 22 de Abril de 2012

Mi columna: España hoy 22 de abril de 2012

                                                                                                    
                                                                       
 España camisa blanca de mi esperanza
 La negra pena nos atenaza
 La pena deja plomo en las alas…

     Hoy comienzo así, con estas letras compuestas por Víctor Manuel San José y cantadas por su mujer, Pilar Cuesta Acosta, (Ana Belén).

      Porque me vienen a la mente al pensar en esta, mi España.
      Al final lo van a conseguir, yo me resistía a caer en el pesimismo general, en el desdichado penar que flota en el ambiente, en el no hay remedio y nos hundimos, cual Titanic orgulloso  y  altanero.
      Y lo van a conseguir, empiezo a pensar que tocamos fondo, que además tenemos lo que nos merecemos, entre monarcas que se pierden en cacerías trasnochadas, y aliados e históricos amigos de allende los mares que nos expropian lo que creíamos legítimamente nuestro. Y gobernantes que prometieron tener la alquimista piedra filosofal que todo lo arregla, y el arreglo es, como siempre, que los pobres sean cada vez más pobres para que los “señores” del lugar vivan sin ceder ni un poquito de su opulenta y placentera vida.
     Así es España, tierra de quijotes, a medio camino entre vividores, y soñadores ingenuos, pero nada prácticos. Y apelando siempre a que el espíritu de sacrificio y buena voluntad que unos pocos escondemos en el interior, saque a flote a este pueblo y a todos esos “fantasmas” que nos gobiernan y representan, eso sí legítimamente respaldados por las democráticas urnas.

      Y no quiero que lo consigan y nos hagan caer, quiero pensar que España es todavía posible, tiene aún un futuro por delante, y no será  ni rojo ni azul,  será del color que le den las flores...



Asun, Madrid 22 de abril de 2012

martes, 17 de abril de 2012

Los Obeliscos


    Los Obeliscos
Aquí es, dijiste muy satisfecho. Y efectivamente tuve que felicitarte: el lugar era imponente. Los obeliscos alineados terminaban en dos exactamente iguales en su forma, pero de diferente composición: aunque los dos eran de origen ígneo, en uno predominaba el basalto, y en el otro el cuarzo. Esto hacía que el primero fuera casi negro y el otro de un blanco purísimo.
-Mira son dos gigantes guerreros desafiándose, uno frente a otro. Yo soy este.- y pusiste tu mano sobre el obelisco negro.
-Vaya imaginación, pues entonces yo seré este.- e hice lo mismo apoyando mi mano sobre el blanco.
     Inmediatamente después sufrimos una sacudida y todo se transformó. Los obeliscos, y el lugar entero, giraron a nuestro alrededor y a continuación nos vimos en la misma explanada, con los torsos desnudos, únicamente ataviados por unos cortos faldones de piel. Y portábamos unas enormes y macizas mazas. Un griterío ensordecedor nos rodeaba y cientos de “personas” nos apremiaban a luchar con una única voz: ¡MUERTE! A la que obedecimos con una brutal descarga de nuestras mazas…
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Asun 9 de abril de 2012