Las monedas tintinearon al chocar entre sí, antes de sumergirse. A su vez las risas frescas y limpias de los jóvenes cesaron hasta que comprobaron que todas las lanzadas, hubieran hecho blanco en las cristalinas aguas de la fuente. Luego volvió a estallar el griterío.
De fondo la resignación del profesor de historia. No podía con esos muchachos, solo sabían reír, y sacar punta a todas sus explicaciones.
Sin embargo estaba feliz. El viaje de fin de curso terminaba, y había sido un broche perfecto para cerrar su larga carrera. Seguramente sus alumnos no habían aprendido toda la historia del arte que él pretendió enseñarles. Pero siempre recordaría las muchas ocasiones en que le escucharon con la boca abierta, aunque luego soltaran la risotada y gracieta de rigor.
Así que él también arrojó su moneda.
Y las monedas y la fuente cumplieron su misión: todos volvieron.
Los alumnos, años más tarde y con diferentes motivos. Lunas de miel, viajes de negocios, importantes reportajes fotográficos, aburridas visitas familiares… y el profesor, aunque nunca había vuelto a viajar, volvió muchas veces más.
Volvía siempre en la memoria y en el corazón de cada uno de sus alumnos.
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Asun ©9 de septiembre de 2013
Todos recordamos a aquel profesor y siempre con cariño. Me pregunto en ocasiones, después de muchos años, que habrá sido de la vida de aquel más querido y admirado, mi profesor de literatura D, Avelino Abuín de Tembra.
ResponderEliminarUn bonito relato, Asn, mi cariño y un beso.
Todos recordamos a algún profesor con especial cariño. Y con la edad vemos que sus enseñanzas no cayeron en saco roto. A veces los recordamos también por su "especial" antipatía, pero todo lo hacían por nuestro "bien". Yo recuerdo una frase que repetía constantemente la señorita Teresa: Tu llegarás... a dar con la cabeza en un pesebre.
Eliminartodo para recordarno lo burros que éramos.
Un abrazo grande Tigu.
Precioso relato, querida amiga.
ResponderEliminarEs cierto que siempre recordamos a más de un profesor, lo que quieras o no les convierte en maestros de su labor.
Besos dulces.
Querido Gabriel, es un relato emotivo, y todos nos vemos reflejados.
EliminarMuchos Besos
Buen relato, llego de cariño y gratos recuerdos.
ResponderEliminarBesos Asun
Yolanda todos tenemos en el recuerdo algún profesor que nos caló mas hondo.
EliminarUn besito.
Un relato precioso con el que todos hemos recordado aquel profesor o profesora con la que aprendimos bastante mas de lo que a priori nos pareció y que siempre fue digno de nuestra admiración, aunque a veces tardasemos un poco en darnos cuenta.
ResponderEliminarBuen intento para este mes Asun.Mucha suerte.
Gracias Alfonso, al principio tenía la idea de la fuente y las monedas que se lanzan para volver, pero luego comencé a escribir y tomó forma este relato.
EliminarBesitos.
Hola Asun,te dejo aquí mi comentario, pero luego lo cuelgo en ENTC.
ResponderEliminarDecirte que es muy emocionante la historia de este profesor, me recuerda a algunos de los que tuve,de esos que recuerdas siempre y que te viene a la memoria por alguna frase, lugar o porque se cumple aquello que tantas veces nos advirtió:"cuando seáis mayores lo entenderéis", nos solían decir.
Y tu nos pones en esa escena, en esa clase, en esa etapa vivida.
Suerte.
Rosa.
Gracias Rosa, me parece que te acabo de comentar yo allí, me encantó tu relato, aunque un poco triste.
EliminarCon los años nos volvemos nostálgicos, pero a la vez como bien dices comprendemos a nuestros padres, profesores y a la vida en general.
Besos
Gracias por seguirme y por comentar.
Eliminarun beso
Que haya suerte!
Si allí es donde transcurre el relato, así visualicé la escena, de espaldas y arrojando las monedas.
ResponderEliminarMe alegro de que al leerlo también lo sintáis vosotros.
Un beso querida Marta.
Bueno ya comenté en ENTC, la próxima será ya en tu casa te visitaré próximamente.
ResponderEliminarSaludos e invitada quedas al mío y quédate si algo ves de tu gusto.
Sírvete tú misma.
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Claro que te visitaré, compañero.
EliminarUn placer que te acerques a mi rinconcito.
Un abrazo.
Ya te leí en ENTC, pero es que me ha pasado una cosa que me trajo a la mente tu historia. No te lo vas a creer, pero ayer, mientras esperaba en la caja de un Carrefour, se me acercó un joven y, llamándome por mi nombre -yo no recordaba el suyo-, me dijo que aún tenía en casa el DVD de "El perro del hortelano" que yo le presté hacía más de ocho años... Tu relato ha vuelto a conmoverme, porque, igual que ayer en la caja, siempre habrá una brisa que refresque este mundo cansado.
ResponderEliminarUn beso, Asun.
Juan M
Buenos días Juan Manuel, la vida nos trae esas pequeñas sorpresas que nos llenan de ilusión. Yo por mi trabajo he conocido a muchísima gente, a veces me saludan y no soy capaz de ubicarlos, sin embargo me conmueve ver que ellos me recuerdan perfectamente y con cariño.
EliminarUn abrazo.
Voy a leerte en ENTC, pero antes me apetecía pasar por tu casa, la tienes muy bien decorada jejeej.
ResponderEliminarsolo un apunte sobre este tema.yo tambien tiré la moneda a la fuente, y aún no volví, espero hacerlo algún día.
Besos
Pero aún estás a tiempo de regresar, ya lo verás. Yo tampoco he vuelto a Roma, ni a Florencia,donde el año pasado tiré la moneda en el morro del porcellino.
EliminarY si no podemos seguir intentándolo en sitios nuevos. A mi viajar es de lo que mas me gusta.
Besos.