Un nerviosismo
imposible de controlar se apoderó de mí. Estaba leyendo un artículo en el
suplemento semanal del periódico, sin prestarle mucha atención, hasta que
al pasar distraídamente una página apareció aquella fotografía.
El reportaje hacía referencia al centenario
del que hablaban en todos los medios. Vistosos salones de un lujo imposible que
hacían gala de la más ostentosa decoración, de la que los ricos de principios
del siglo XX gustaban de rodearse.
Allí estaba,
nítidamente la imagen de una cafetería. No cabía duda, era el mismo lugar de la
única foto que conservo de mi abuelo.
Uno de sus socios ingleses se la envió a mi padre y nunca supinos donde
estaba tomada. Creyendo erróneamente que era la terraza de algún
café de Inglaterra, donde él se encontraba a causa de sus negocios.
Y de donde nunca regresó, sin que nadie
supiera porqué… hasta ahora.
De repente todo cobraba sentido, la anotación
desteñida del reverso, Tntnc, 115 cabin, April 1912
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Asun©04/11/14
Las fotos siempre nos sorprenden y cuentan esas cosas que no sabemos y nos rodean de misterios, esos que no guardan otra cosa que....¿que cosas?.
ResponderEliminarBello como siempre y real como todas las veces.Desde la verde Galicia mi cariño
Hola, siempre agradecida y entusiasmada con tus palabras.
EliminarA ver si tienes tiempo de venir a Madrid y te enseño "mi pueblo", que al final Madrid es casi eso, un pueblo.
Besos
Eres increíble, si vendieras tu imaginación podrías no solo sentarte en esos salones, sino ser la dueña. Me ha encantado tu relato. Un abrazo
ResponderEliminarQue más quisiera yo que dedicarme a vender mi imaginación y que alguien quisiera comprármela. De momento me encanta compartirla con vosotros.
EliminarUn beso muy grande
Bonito relato Asun, en donde dos casualidades juntas dan lugar al recuerdo mas de un ser querido.
ResponderEliminarMuy bien llevada la historia.
Mucha suerte en el concurso. Saludos.
Gracias Alfonso, estas casualidades son más comunes de lo que imaginamos.
EliminarGracias por desearme suerte en el concurso, nunca la tengo.
Un abrazo.
Me gustó mucho el final final... el de las letras incompletas.
ResponderEliminarUn alarde de ocurrencia !
Un abrazo, Asun
Gracias, con este relato participé en octubre en ENTC, como tenía que aparecer el Titanic, pues se me ocurrió.
EliminarBesos