Esta vecina mía es increíble. No
sabe lo mucho que tengo que agradecerle las tardes que compartimos. Lo disfraza
de manera que parece que es ella la que me necesita, pero las dos sabemos que
yo estaría hundida aún, en la noche sin fin de la partida de mi marido.
Me hace sentir como una niña, o
como la adolescente a punto de cumplir los 18, con toda la juventud e ilusión
por delante, con la certeza de que lo mejor está por llegar.
Sus palabras son siempre
acertadas, con su claridad de pensamiento y su sabiduría, que justifica en esa
“pila” de años que lleva vividos, como si el hecho de haber vivido muchos años
fuera garantía de lucidez y capacidad de reacción.
En nuestro pequeño taller de
labores, ahora me ha propuesto hacer un conjunto de recién nacido, porque está
convencida de que cualquier día mi hija me trae la buena nueva de que me va a
convertir en abuela. De nuevo me ha contagiado la emoción de sentir este
acontecimiento como una verdadera aventura, y no como el peso añadido a la
carga que es para mí, mi propia vida.
Lo cierto es que, cada vez que
suena el teléfono, pienso que es mi hija para anunciármelo.
Porque Marcelina, ha resultado
moverse en el ambiente paranormal de la videncia, aunque ella lo llama
“evidencia”, y lo encuentra lo mas natural del mundo. Tiene la capacidad de ver
las cosas de un modo global, no se detiene en el detalle, como solemos hacer
todos, que nos quedamos atascados en un círculo vicioso al que no vemos salida.
No, ella recapacita, ata cabos, y observa
reacciones. De este modo, sin darse cuenta, tiene el puzzle resuelto, y sabe
qué pieza viene a continuación.
.-.-.-.-.-.-.-.-
Esta mañana me he cruzado con
ella en la escalera y entre resoplido y resoplido, me ha recordado que hoy
empezamos la labor, que no podemos descuidarnos.
Le he hecho notar lo bien que la
encontraba, y en su respuesta me ha resumido su filosofía de vida.
- Mira niña, cada día para mí es
ya un día menos, pero es verdad que hoy estoy muy bien. ¿Y sabes porqué? Porque
no dejan de pasarme cosas buenas.
- ¿Si? Que suerte.
- La misma que tú, tienes que
admitir que has mejorado mucho, estás más tranquila, tus hijos están cada uno
en sus tareas, y ya verás la alegría si se confirma lo que tanto esperamos. La
vida a ti, como a mí, nos está sonriendo. Y el cuerpo, como el corazón se
alimenta de las cosas buenas que nos ocurren, y si miramos bien siempre nos
están ocurriendo cosas buenas. Y ala, me voy subiendo, que te espero esta
tarde, como siempre y quiero hacer unos “tortos” de esos que te gustan tanto,
bueno que a las dos nos gustan tanto.
- Adiós, Marce, hasta luego,
deseando estoy de que llegue la tarde.
.-.-.-.-.-.-.-.-
Uf, estoy oyendo un teléfono y
creo que es el de mi casa. Casi sin resuello, abro la puerta de la calle y me
lanzo a él, es mi hija y me dice: ¡SORPRESA!
A pesar de que para mí ya no es tanta
sorpresa, me han temblado un poquito las piernas cuando he oído sus palabras:
Al colgar y sorprendida por un
nerviosismo tonto, no hago mas que darle vueltas a las palabras de Marcelina: “El
cuerpo, como el corazón se alimenta de las cosas buenas que nos ocurren”
Asun ® 3 de noviembre de 2012
Creo que ciertas cosas no suceden por casualidad. Es Dios quien pone a nuestro lado a las personas que necesitamos y en el momento justo. Encantadora historia.
ResponderEliminarmariarosa
Maria Rosa muy posiblemente sea como tu dices, yo también creo que cuando peor estamos siempre aparece alguien que nos sorprende ayudándonos a salir adelante.
EliminarSaludos y bienvenida a mi rincón.
Asun, que bonito y entrañable relato que rezuma magia y belleza. Gracias por crear obras tan bonitas y mas seguidas para nuestro disfrute. Me voy en un click a tu otro blog, que veo has creado un nuevo escrito tambien.
ResponderEliminarBesotes.
Gracias Ariel, tendría que haber alguna manera de premiar a seguidores tan fieles como tu. De momento solo se me ocurre escribir pensando en agradar y buscar imágenes que complementen lo escrito.
EliminarBesos.
Hola Asun, como bien dices soy modista, he pasado veinticinco años cociendo en las casas, me siento muy orgullosa de haber elegido tan lindo oficio, igual que tu madre siempre le hago la ropa a mi hija y mis nietas. feliz domingo y gracias por pasar por mi blogs, besos con lluvia.
ResponderEliminarMaruja, debes estar orgullosa, no es para menos, y espero que sigas cosiendo por mucho tiempo, yo por desgracia no aprendí de mi madre, y ahora me parece un poco tarde.
EliminarFeliz domingo a ti también.
Marta acabo de llegar de trabajar, y de comer, mira que horas. Y lo mejor es encontrarme con tu comentario.
ResponderEliminarMuchas gracias, y hay que intentar poner en práctica esta filosofía, porque a todos nos suceden cosas buenas, sin duda.
Besos.