Cuando despertó pensó que estaba en el cielo. Debía de haber dormido mucho, porque se sentía llena de energía, renovada, y feliz. Notó la agradable caricia de una tibia luz en su cara, el sol. Giró la cabeza y vio que los rayos se filtraban entre las finas lamas de la persiana de una gran ventana.
Abrió los ojos de golpe, no conocía esa ventana, ni la habitación a la que pertenecía.
Pero era tan confortable la ensoñación que la envolvía, que de nuevo se sumergió en la profundidad calmosa de ese cielo.
Repentinamente apareció una sombra roja. Una llamarada. Todo se dio la vuelta, la tranquilidad se volvió agitación. Veía el mar, pero era un océano enfadado, las olas no eran de agua azul, eran de oscuro fuego rojo.
Ahora pensó que estaba en el infierno. Se quemaba y con ella muchos más.
Recordó un vagón de tren y un ruido ensordecedor que lo llenó todo.
Se dejó caer de nuevo en la dulzura de otra ensoñación. Alguien con bata blanca le había tomado el brazo y buscando sus venas, introdujo un poco de paz en su cuerpo y su alma, a través de una afilada aguja.
Asun® 19 de enero de 2013
Obligado recuerdo para un 11M
Dios, que me digan a mi todo lo que se puede experimentar bajo una anestesia. Hace unos días me decían todas las locuras que decía al volver en sí, :)))
ResponderEliminarMe ha encantado leerte amiga linda, y de todos los viajes, hasta de los más feos se regresa.
Un beso inmensooo
Susana mi querida amiga del alma, también se mucho de esas vueltas de a anestesia, ya le digo a mi marido que aproveche esas horas tontas y me pregunte lo que quiera. Lo que no se es si lo habrá hecho, en fin.
EliminarMe alegro mucho de verte leyendo, y te visitaré a ver si escribes.
Un beso enorme.
Un excelente recordatorio de lo ocurrido. Seguro que más de uno lo vivió asi.
ResponderEliminarMe gusta la música que pones, envuelve...
Saludines
PD te dejé el mismo comentario en tu otro blog pero me envia un email diciendo que es un error...
Fueron dias amargos los de aquel marzo, pero hay que ir pasando página aunque no se olvide nunca.
EliminarLa música me gusta por que es optimista, aunque reconozco que quizá resulte pesada.
Y me iré a ver que ocurre con mi otro rincón, el de las rosquillas.
Un beso grande.
Buff. Puede ser como dice Susana anestesia o bien un opiáceo para calmar el dolor. Puede dar hasta escalofrío, como cuando tras un dolor inmensao viene el alivio.
ResponderEliminarMe ha gustado de veras.
Unos besos de corazón.
Gabriel hay veces que adormecerse apetece para dejar de preocuparse de las cosas de nuestro día a día.
EliminarPero como dice nuestra querida Susana, siempre que luego se regrese y se siga adelante.
Besos madrileños.
Me alegra encontrar en un blog amigo una referencia a ese 11 de marzo en Madrid. haces un recordatorio hermoso que, efectivamente, nunca debemos olvidar, para que nunca más se repita en ninguna parte.
ResponderEliminarMe impresionó mucho aquello y me duele la persistente tendencia de este país a barrer para debajo de la alfombra. No ayuda a evitar víctimas futuras y es una falta de respeto absoluta para las que ya lo han sido.
Te agradezco y te felicito por el relato. ¡Gracias!
Un abrazo.
Esteban no tengo mas remedio que recordar aquél día tan largo porque una sobrina mía iba en esos trenes. Por fortuna resultó levemente herida, aunque las cicatrices que no se ven son las peores, y ella tuvo que irse a vivir fuera de Madrid.
EliminarEs una pena que con todo el sufrimiento que hubo, y la buena respuesta de solidaridad entre la gente de a pie, luego nuestros políticos y representantes de algunas "victimas" se dedicaran a tirarse los trastos a la cabeza a su costa.
Estos días recordábamos el silencio que se instaló en Madrid, una ciudad tan bulliciosa y con una primavera tan bonita, y aquel Marzo fue de verdad como si todo estuviera de luto. O al menos yo lo recuerdo así.
Un beso Esteban.