Si os parece haberlo leído ya, estáis en lo cierto, es una reposición. Se debe a que a mi me gustó mucho escribirlo y lo hice hace justo un año.
La fotografía.
La fotografía.

Pero ahora tenía delante de mí aquella foto, con la imagen de esa cafetería, no tan vistosa como los salones que se reproducían en las páginas posteriores y que hacían gala de la más ostentosa decoración, de la que los ricos de principios del siglo XX gustaban de rodearse.
Y no cabía duda, era el mismo lugar de la única foto que conservo de mi abuelo, que nos había enviado uno de sus socios ingleses, y que nunca supe donde estaba tomada.Creyendo erróneamente que era la terraza de algún café de Inglaterra, donde él se encontraba a causa de sus negocios. Y de donde nunca regresó, sin que nadie supiera porqué… hasta ahora.
Y mi interés por el hundimiento del Titanic cobró una fuerza imparable que me haría llegar hasta el final.
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Asun 15 de abril de 2012