mi música

Algo sobre mi

Algo sobre mi:

En lo que yo soy ahora han influido tanto las circunstancias de mi vida, como las personas que han desfilado por ella.


Entre las personas, los primeros mis padres. Mi padre, que por desgracia ya no vive, es la persona más honrada, justa y responsable que he conocido. Parece un tópico, sobre todo porque ya no esta, pero es la realidad, jamás le vi apartarse de lo que era correcto y repito honrado.

Mi madre, pues parecida a mi padre, una persona íntegra y con infinito espíritu de sacrificio hacia los demás y una sensatez y sensibilidad que hace que sea imprescindible pilar de la familia.

Mis hermanos, cuatro, todos chicos, bueno como es normal tenemos nuestros mas y nuestros menos, pero en general nunca llegó la sangre al río y sé que detrás de mi están todos, los cuatro para recogerme si caigo. Y lo mismo para cada uno, siempre estamos, incluso antes de que se nos llame.

Y una tía que es casi mi segunda madre.

Y después mis amigas, las que conservo desde que tenía 11 meses (si, meses) que fue cuando llegamos al barrio de Madrid, allá por los años... me cuesta decir mi edad, no es que me sienta mayor, pero si digo la edad lo voy a parecer.

Y ya solo quedaría nombrar el resto de personas que he ido conociendo y que casi todas han sido buenas y han dejado una imborrable huella dentro de mi. (las menos buenas también dejaron huella, por desgracia)

Me queda por mencionar a mi propia familia, quiero decir la que creé yo misma junto a mi marido, y se compone, de momento de él y mis dos hijos. Digo de momento porque ellos están ya en edad de empezar a vivir su propia vida,el mayor hace tiempo que la comparte con alguien, aunque todavía vive en casa con nosotros y la pequeña ya tiene también un proyecto (y que pena me da que se hagan tan mayores). Pero todo forma parte de un ciclo, que es el de nuestra existencia.

Y a esto añadiremos lo que tengo propiamente mío, que algo habrá también, aunque soy bastante simple e influenciable, con lo cual me acoplo a casi todas las situaciones y no me ha ido mal de esta manera.

Si habéis aguantado este pequeño tostón y os quedan ganas podéis leer algo de lo que escribo, que es como yo sencillo y simple.

------Gifs Animados - Imagenes Animadas

Me habéis visitado todas esta veces...

Seguidores

Visita también mi segundo bog: http://rosquillasalpoder.blogspot.com.es/

------Gifs Animados - Imagenes Animadas

POR FAVOR NO OLVIDES NUNCA DEFENDER LOS DERECHOS HUMANOS

POR FAVOR NO OLVIDES NUNCA  DEFENDER LOS DERECHOS HUMANOS
POR FAVOR NO OLVIDES NUNCA DEFENDER LOS DERECHOS HUMANOS

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
8 de Marzo: LAS MUJERES MOVEMOS EL MUNDO.

Mi otro blog

Mis libros preferidos.

Mis libros preferidos.
Este blog tiene otra página con los libros que me gustan o voy leyendo este año.

martes, 25 de octubre de 2011

Musa (Dedicado en su momento a un amigo que perdió a su fiel compañero, su perro "Cuco")

"Musa"
Hay una etapa en la vida de las personas, que aunque dentro de la niñez debería llamarse necesidad animal, o algo así. Es cuando los niños quieren por encima de todo tener un perrito o cualquier otro ser vivo como mascota, para quererle, cuidarle y hacerle su fiel cómplice y confidente. Eso le ocurría a Menchu. Quería un perrito y todos los días durante varias horas su único objetivo era dar la lata con esa petición, entre lloriqueos, gritos y todo tipo de argumentos infantiles.
Pero el único tiempo que su madre dedicó a semejante causa fueron los tres segundos que tardó en decir tres veces que no: Que no, que no y que no. Bastante tenía ella con sus cinco hijos, su marido y las dos tías que venían todos los fines de semana a disfrutar de los niños.
Pero el caso es que fue que sí. Julián, el hijo pequeño hizo su primera comunión, que entonces era más obligatoria que ahora, y más sentida también y sobre todo más simple, pues se celebró en casa con una merienda lo más surtida posible de embutidos y café o chocolate con suizos. Y ese día el hermano mayor de Julián se presentó con un perrito de regalo. Para entonces Menchu había pasado ya la etapa de necesidad animal, pues tenía 12 años, pero lo celebró igual.
Y así llegó Musa, porque era hembra. Musa era chiquitita y no porque fuera aún un cachorro, es que no creció más. Tampoco tenía raza, bueno si acaso era de raza “superviviente”, como se demostró más adelante. Y era vasca, eso sí, del mismo Bilbao, pues Julián aseguraba que se la habían traído de allí.
Así que se quedó en casa, pero con la condición de que en cuanto llegara el verano la llevarían al pueblo con los abuelos.
Musa era un terremoto, al único que respetaba era al padre, el Sr Abdón, lo más seguro porque era el que tenía la zapatilla más grande y más fuerza para emplearla. Pero curiosamente también era al que más quería. Se volvía loca cada vez que él volvía de trabajar. Lo sabía desde mucho antes de que llegara al portal y comenzaba a dar unas carreras locas desde la última habitación hasta la entrada. Y cuando oía las llaves en la cerradura era ya un no saber de qué manera hacer volteretas, como ladrar, aullar, sacar la lengua, y mover el rabo frenéticamente.
Y era así todos los días, menos el que varió el recorrido, y fue corriendo desde el recibidor a la terraza del comedor, con la mala suerte de que no frenó a tiempo y se coló por los barrotes.
Como la hora de la comida era de gran actividad en la casa, ya que sentar a todos en la mesa no era tarea fácil, no se dieron cuenta de que faltaba Musa. Y se quedaron helados cuando llamó un vecino y les dijo “que se os ha caído el perro”.
Los más pequeños empezaron a llorar ruidosamente, los mayores estaban paralizados, y los padres no sabían qué hacer, hasta que Abdón bajó a ver qué había ocurrido con Musa, mientras pensaba sin ocultar su congoja, “Demonios de chucho, en qué hora le metimos en casa”. Cuando subió no se atrevían a mirar, pero una vez la dejó en su cajón, la examinaron detenidamente. Al menos por fuera no parecía tener nada grave, y eso que vivían en un tercer piso. Solo el rabo espachurrado y torcido hacia un lado, y tenía en sus ojos la expresión de cuando hacía la peor de las travesuras y parecía estar esperando el zapatillazo de su parte. En lugar de eso el padre la trataba casi con la misma dedicación que a sus hijos cuando estaban enfermos y él se asustaba tanto.
Inmediatamente hubo procesión de todos los vecinos a dar el pésame, con desilusión incluida al ver que no era necesario. Y la Sra Victoria, que tenía un chiguagua, que parecía iba a ser eterno igual que ella, aconsejó dejarla que comiera lo que quisiera y darle entre medias de la comida una aspirina, pues era seguro que tendría dolores.
Y solo cabía esperar a ver qué pasaba, pues ir al veterinario era por entonces una idea tan exótica, que ni se les pasó por la cabeza. Y si por fin no se recuperaba, su sentido práctico les decía que así era la vida, y no había nada más que hacer.
Pero se recuperó, claro que se recuperó. Al segundo día ya salía de su cajón y al quinto quería subirse en su sitio del sofá. Y a la semana intentaba las volteretas cuando Abdón volvía del trabajo. Lo que nunca volvió a tener derecho fue el rabo, que ahora movía de manera aún más escandalosamente divertida.

Asun. 30 de Agosto de 2011