Algo no iba bien. No era el vestido que le quedaba perfecto, aunque fuera el de su cuñada que se había casado cuatro años antes. No eran los invitados, que acudieron a la cita, adecuadamente vestidos, la emoción pintada en sus caras. Todos la querían y deseaban sinceramente su felicidad. Igual que su familia. Pero algo no iba bien. ¿Qué pasaba? ¿Qué sensación era esa? Respiró, se tomó un segundo para responderse. Dejó la mente en un blanco tan inmaculado como su vestido y contempló la única imagen que se repetía en un bucle interminable: Una compacta losa cayéndole encima.
Asun©3 de julio de 2015
Imagen de la red
Fantástico¡¡, el instinto o como quieras llamarle sabe la verdad.
ResponderEliminarBesos muy fuertes,
tRamos
Casi siempre sí, pero a veces se equivoca no?
EliminarUn abrazo veraniego y caluroso desde Madrid.
Mejor antes que después, hay sensaciones tan palpables que incluso se escuchan. Abrazo
ResponderEliminarLo malo es que casi siempre silenciamos esas voces, por altas que suenen.
EliminarUn besote!
¡Vaya! ¡pobre!
ResponderEliminarSeguro que no iba bien!
Mil besos!!!
Querido Gabriel, he estado en off, aunque parezca mentira estoy la mayor parte del tiempo sin conexión.
EliminarPero es un gusto pasar y ver a mis apreciados amigos!
Gracias.