— Bienvenida, esta es tu casa.
Las mujeres se hicieron a un lado y a otro, dejando un pasillo por el que Helena avanzaba tímidamente.
Todas ellas se reconocieron en esos pasos cortos, en su cabeza baja y en su mirada vacía.
El silencio pesaba como losa lapidaria. Pero el nudo que apretaba sus gargantas era demasiado fuerte y simplemente acercaron sus manos con caricias breves, aunque llenas de fuerza.
Cerró la puerta tras de sí y se tendió en la cama. Poco a poco la oscuridad se adueñó de la habitación. Unos golpes en la puerta, se estremeció, alguien preguntaba si podía entrar. No contestó, quería hacerlo, pero al abrir la boca solo salió un gemido y sus ojos dejaron escapar el torrente que llevaban años conteniendo. El gemido fue sollozo y el sollozo llanto y el llanto dolor. Dolía mucho, más que las palizas, más que los insultos y tanto como el miedo.
Desde afuera sus compañeras respetaron ese dolor y su soledad.
Sintió una tibieza y una paz extrañas. Abrió los ojos. Un rayo de sol. Jugó con él entre sus dedos, mientras recordaba donde estaba.
La isla de las mujeres, el refugio.
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Asun©5 de mayo de 2014
Me da escalofríos, pero si la cosa del maltrato de género sigue así, pronto necesitaremos de esa isla para refugiar a tanta mujer vejada y maltratada.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Julia es solo un relato, pero por desgracia aún son necesarias casas como esta, y apoyo de todos.
EliminarBesos
Hermoso tu refugio amiga, me acordé de la suma de los días de Isabel Allende, y su circulo de las hermanas del perpetuo Desorden, es simplemente maravilloso , estar entre amigas , saber que nos entienden y poder superar problemas y celebrar junto a ellas. Me encantó esta Isla de mujeres. Te dejo un abrazo fuerte
ResponderEliminarHola, es un tema muy relatado, pero nunca está demás una llamada de atención.
EliminarNos vemos pronto!!!
Relato que pone el vello de punta, pero es necesario escribir sobre ello.
ResponderEliminarEs un tema trillado, pero es que no dejan de aparecer noticias con mujeres maltratadas como protagonistas.
EliminarBesos
He escrito tres comentarios y los he borrado, en todos aparecía la venganza, así que solo te digo que tu relato es muy bueno, real y crudo, por eso la venganza no se me quita de la cabeza. Un abrazo
ResponderEliminarEster creo que no cabe pensar en venganzas sino en educar para cambiar las mentalidades.
EliminarBesos
¡¡¡Qué sería de esas mujeres que sufren malos tratos si no existieran refugios como ese!!!
ResponderEliminarBien narrado.
Un beso Asun
Gracias guapetona, a ver si pronto dejan de ser necesarios.
EliminarBesitos.
Tremendo relato, Asun. Pero al menos abre una puerta a la esperanza y a la posibilidad de una nueva vida ausente de horror. Que así sea.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esteban no quería escribir sobre ese tema, pero casi siempre acabo haciendo lo contrario a lo pensado. Fíjate que mi idea era la de una bar que montan un grupo de mujeres en paro...
EliminarEn fin, entre mi cabeza y mi mano debe haber un problema de comunicación.
Un beso grande.
Al menos finalmente te encontró el refugio y la ma era de huir de su estado critico . Bien contado y lleno de realidades y pensamientos i ternos de una pobre víctima. Una vez mas.
ResponderEliminarAbrazos
Así es Manuel refugios muy importantes donde vivir y revivir.
EliminarBesos