-Corre
-Si, si, si…
Sin decir nada más empecé a correr, tan rápido que me tambaleé durante una décima de segundo, suficiente para saber que todo podía acabar en ese mínimo instante de tiempo. Y desobedecí la primera regla de la carrera. No mirar nunca hacia atrás, la segunda ley es correr, correr todo lo que se pueda, pero inteligentemente, poniendo los cinco sentidos en ello, para no caer o llevarse por delante al resto de corredores. La tercera es retirarte a un lado cuando te den la orden acordada.
Yo desobedecí la primera, miré en un movimiento breve hacia atrás, muy levemente pero lo suficiente para ver una cabeza enorme, unos ollares nasales, que se inflaban y desinflaban a ritmo frenético y una lengua inmensa saliendo por un morro rodeado de babas, que se desprendían a un lado y a otro, mojando aún más el suelo ya empapado.
Comprendí, que no era el agua lo que hacía resbaladizas aquellas limpias losas del empedrado de mi calle favorita de España, la calle Estafeta: lo que la hacía endiabladamente resbaladiza eran las babas de los toros.
Por encima de su nariz, boca y ojos, vi sus cuernos. Dos estupendas astas que así, a unos centímetros de mi espalda, me parecieron cobrar unas dimensiones imposibles de asimilar.
Y me acordé de mi madre, mamá adiós, de mis hermanos, os quiero mucho, de mi trabajo, compañeros gracias por todo, de mis amigos, no los podía haber tenido mejores… y entre mis amigos estabas tú, te vi bailando tus pasos favoritos, bailabas la secuencia completa del thriller de Michael Jackson, te vi maquillado y vestido como él, en la fiesta de graduación del instituto hace unos años, estuviste genial y te confieso que fue entonces cuando me enamoraste sin remedio y para siempre.
Todo eso vi en ese segundo interminable en que cometía el error de volverme y ver ese miura detrás de mi tan rápido, que finalmente no me hizo ni caso, no reparó en mi, que me apartaba gracias al tirón preciso que me diste en el momento justo.
Entonces nos adelantó, pasó de largo en su loca carrera, mientras yo conseguí pegar mi espalda al cierre de un comercio. Y juraba que me quedaría allí para siempre, pegada a esa pared o a cualquier otra, y que jamás volvería a ver un toro en mi vida. Ni por la tele.
Y tu mirándome y riendo, con la expresión que te deja en la cara el subidón de adrenalina, como si hubieras visto las mismas secuencias que yo en lo que pensaba era mi último momento de vida, te pusiste a bailar aquellos pasos de Michael Jackson.
Asun® 8 de Julio de 2012
Es importande no desobedecer las reglas, de lo contrario, nos puede sorprender el toro de la vida. Como siempre un placer leerte, un beso.
ResponderEliminarHola Tiguaz, este relato se lo escribí una amiga escritora, que quizá conozcas, Setefilla, fue como un juego, le gustaba Michael Jacson, y estábamos en los días de San Fermín, y salió esta mezcla.
EliminarY como volvemos a estar en vísperas, lo he repuesto.
Buen símil, los toros de la vida, ay!!!
Un beso grande.
Que mezcla más verosímil de realidad y ficción. Parece que hayas corrido algún encierro. Muy bien, Asun.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Esteban, no he corrido nunca, como puedes imaginar, pero si me gustaría alguna vez pasear por esa calle Estafeta, y seguro que lo haré.
EliminarUn beso.
Tengo mucha relacción con esta maravillosa Entrada.
ResponderEliminarEn principio me encantan los San Fermines, Pamplona y Navarra en general...Mis hijos nacieron en Tudela.
Por otro lado, respecto a la Música; te diré que M. Jackson es uno de mis favoritos y, sin lugar a dudas, The King of Pop.
¡¡¡Gracias por tu comentario en mi blog!!!
Ya sigo tu especial y mágico Espacio.
Abrazos.
Pues me alegro, Pedro, se ve que los sanfermines y Michael, tienen muchos seguidores comunes, y yo que creía algo muy original esta combinación, ya ves.
EliminarYo no descarto visitar Navarra en breve, a ser posible este otoño.
Besos.
Me aterra la imagen amenazadora de los cuernos tan cerca, y me sorprende la reacción del paso de baile.
ResponderEliminarMuy curioso el elnace.
Un saludo, Asun
Juan M
Bueno ya ves imaginación al poder, era para combinar estas dos aficiones, y lo escribí pensando en una compañera escritora.
EliminarSaludos, Juan M.
Que original!!! Y qué imaginación!!! O acaso alguna vez corriste por aquellas calles? ;)
ResponderEliminarQuerida Peny, tu ya sabes que estoy para poco correr, y por no estar, no he estado ni en Pamplona, ya ves.
EliminarY encima me dan un miedo terrible, no ya los toros, hasta las ovejitas de Heidi.
Vamos que si algo está claro es que no me tendrán que asistir por herida de asta de toro.
Un besito guapa, y disfruta que te va quedando menos.
Desde luego q vaya imaginacion! Muy bueno como siempre
ResponderEliminarDesde luego q vaya imaginacion! Muy bueno como siempre
ResponderEliminarHola repetida Tania, es lo que yo digo, que tengo la cabeza llena de pájaros, y mira lo que me sale!!!!
EliminarUn beso desde este calor veraniego.
Un placer siempre Asun, me encanta esa imaginación, que jamas falte ¡Ah! ya tengo blog, no lo controlo pero... a pasito, pasito todo se andara.
ResponderEliminardenaturalezatocapelotas.blogspot.com
un abrazo.
Antonio
Que bien Antonio, y el nombre del blog, vamos, como anillo al dedo, (en el buen sentido, siempre)
EliminarEste relato se lo dediqué en su día a nuestra querida Sete.
Un beso y te visitaré rápidamente.
Genial tu imaginación, lo cuentas casi como si hubieras corrido, jeje. Abrazos
ResponderEliminarGracias Ester, me gusta ponerme en situaciones que creo que no viviré nunca, y de esta forma las vivo también.
EliminarUn beso.
Marta te comprendo perfectamente. Tampoco me gustan los toros en la plaza, nunca iría a una corrida, pero las fiestas populares si me gustan y queramos o no son parte de nuestra historia. También recuerdo al Paquirri, y más aún al Yiyo, que era vecino de mi barrio.
ResponderEliminarPero San Fermín, es tan nuestro como las Fallas y ese ruido infernal de los valencianos, y siempre queda la elección de no asistir o no participar en estas fiestas.
En fin es difícil aunar posiciones, pero yo creo que todo pasa por el respeto. Yo creo que la edad me va calmando, y ya veo las cosas con otra disposición.
Un beso.
Gracias Evanir, te deseo lo mismo.
ResponderEliminarSaludos.
Un placer leerte Asun. Has vivido las fiestas de San Fermín…
ResponderEliminarQue no te falte imaginación.
Un cálido abrazo
Hola, a veces se me ocurren estas cosas, pero sin pensar, es coger el boli y lo que va surgiendo.
EliminarMe alegro de que te haya divertido.
Besos
Hola Asun. He venido a conocer tu casa y descubrió a alguien capaz de hacer convivir a un Mihura y a Michael Jackson juntos.jajaja. me encanta la descripción de la corrida. Se puede sentir el aliento del toro. Me quedaré por aquí, hurgando en tus letras. Un saludo...
ResponderEliminarQue alegría Arantza, que me visites es un honor.
EliminarEste realto surgió pensando en una compañera escritora, muy a menudo escribo pensando en quien ha dejado una huella en mi, ya sean familiares amigos, compañeros de trabajo, etc.
Así me divierto yo y les divierto a ellos.
Un beso, y quédate cuanto quieras.
Un placer acercarme como siempre y disfrutar de tus maavillosos relatos. En este en especial como he sentido tan cerca los toros y que miedo por lo que podía pasar. Son estupendos todos. Gracias por compartirlos.
ResponderEliminarUn besote muy grandote para ti Asun
Gracias Ariel, he intentado en varias ocasiones dejarte un comentario en tu blog, pero me daba error.
EliminarHoy lo intentaré de nuevo.
Besos
Buen relato, divertido y con tu peculiar pluma.
ResponderEliminarBesos dulces
Gabriel gracias por tu visita, espero que el verano se presente estupendo, con "todo aprobado", que ya se lo que se sufre con los chicos y sus estudios. Y que la "chispa perenne" siga tan guapísima y podáis disfrutar todos como os merecéis.
EliminarUn beso para todos.
Gracias por tu visita y comentario en mi blog.
ResponderEliminarNunca he estado en los san Fermines y si fuera algún día tendría que situarme en un lugar bien alto en el que no corriera ningún tipo de peligro.
Feliz fin de semana!
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
Bueno yo tampoco he estado nunca en San Fermín, pero de estar haría como tú buscar el balcón mas alto posible, tengo pánico a los toros y en general a cualquier animal, aunque sea doméstico,ya digo ni con las ovejitas de Heidi me atrevería yo.
EliminarPor eso mismo me gusta imaginar lo que seguro no viviré nunca.
Besos