Páginas

lunes, 25 de abril de 2016

¡Guau!

     
 Esa nena tenía un caminar irresistible. Al menos para él. Siempre que se cruzaban babeaba y se giraba para seguirla con la mirada. Ella meneaba aún más su trasero y aceleraba el paso, sin duda para hacerle sufrir.
      Un día después de correr más de lo habitual, ella tan caprichosa y juguetona, frenó en seco. El choque fue inevitable y resultó literalmente embarazoso. Ella se relamió de gusto y él solo acertó a emitir un ¡guau! de sorpresa.
      Ahora los dos caminan orgullosos al mismo paso y detrás les sigue una pequeña jauría de encantadores perritos, fruto de aquél delicioso “encuentro”.
Asun©25/04/2016