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martes, 8 de mayo de 2012

MI vida hoy Martes 8 de Mayo de 2012

Cada vez que me enfrento a la experiencia difícil como es el paso por el quirófano, me asaltan diferentes sensaciones. Primero esa especie de hiperactividad, la necesidad de dejar toda la casa limpia y reluciente, que todo esté en su sitio, los armarios perfectamente colocados, la ropa limpia y dispuesta para su uso. La cocina impecable, y con varios platos cocinados para mi marido e hijos. La nevera llena y el congelador mucho más lleno. Los baños abastecidos, productos de limpieza, geles champúses, bayetas y estropajos. Cremas corporales, dentales, colonias y desodorantes. El salón preparado para recibir (a quien sea), cortinas, cojines, todo en orden. Así claro cuando llego al hospital, casi se agradece que te digan “usted a la cama”, y estas deseando que te pongan la anestesia para echarte un sueñecito, que llevas una paliza en el cuerpo, con tanto orden y limpieza, y los nervios.

 Porque después de la hiperactividad, vienen los nervios. Si pasa algo, que no va a pasar, pero si pasa…Esto no se te va de la cabeza. Y empiezas a pensar en las despedidas. Te acuerdas de todos, de tu familia lo primero, tu madre, tu tía, tus hermanos y tienes ese nudo al pensar en ellos si te pasa algo a ti.

 Y revives los momentos tan felices vividos, los amaneceres dulces junto a tu marido, de recién casados, cuando no había niños aún, y no teníamos prisa, y yo sentía que eso tenía que ser la felicidad.
 Pero aún había más felicidad, la trajeron los dos hijos, su alegría de niños, sus éxitos escolares, su cambio adolescente, sus primeros sufrimientos de amores. Y mi vida son ellos tres, lo único por lo que me levanto y respiro cada dia.

Y aún hay más felicidad, la traen los amigos, mis amigas de siempre, a las que nunca he nombrado y hoy si, Luz, Marina e Inmaculada (mis entrañables Mariluz, Marini, y Mari-Conchi), y Ángel, y Marisol, y Felipe.

 Y más felicidad, me la trajeron mis compañeros de trabajo, siempre cuidándome y ayudándome, y a los que me parece no he sabido corresponder, Pilar, Peña, Emilia, Miguel Ángel, Rosa.
Y los actuales, Angelito, Laura, Sergia, Nieves, Teresa, Silvia, Eugenia, mi querida Ángela, a la que quisiera aliviar ese dolor enorme, y un largo etc.

 Agradecimiento también a mi actual jefe, que siempre me da un empujón de confianza, para sacarme de esta maldita inseguridad mía, y que me ha ofrecido, sin apenas conocerme su cariño y apoyo sincero. Mencionar también a mi anterior jefa, la que me “quiso” en aquella entrevista de hace tres años, y a la cual admiro por su seguridad y ambición, dos buenas condiciones para el trabajo. Y a Marisa, que rompe barreras con su voz de “sordomuda”.
Y al resto de compañeros a los que admiro por su dedicación y valía personal y que no nombro por lo muy largo que sería. Gracias a todos porque todos me demostráis un cariño en vuestro trato que me arropa en todo momento.

 Y otro granito de felicidad, me lo trajeron otros amigos, los conocidos por casualidad, después de mi última operación hace casi un año. Entonces de la mano de mi hermano Manolo, conocí un sitio donde escribir y leer a otros aficionados a la escritura, y de ahí salté a otro sitio, y de este  vine a parar a este blog. Así que gracias también a los amigos estos sí, tan inesperados, amigos de letras, (algo así como hermanos de leche) y que no voy a nombrar porque ellos saben quiénes son, algunos nos hemos conocido en persona, y otros nos seguimos en la distancia.

 Ya que el motivo de estos agradecimientos, recuerdos y reflexiones es mi salud y mi paso por el quirófano, es justo nombrar a mi médico, el doctor Ortega, al que desde el principio nos unió algo más que la simple relación médico-paciente, pues siempre me trató con un cariño especial, y espero que mañana en el quirófano haga lo propio…, y me deje como nueva y porfi, que me quite el Tubo....

Y ahora que he dado un repasito a mi vida a través de las personas imprescindibles en ella, debo decir que siento que he sido muy afortunada y podría decir que estoy preparada para abandonar este mundo, si es lo que tiene que pasar. Pero que espero que no pase. Y que en un par de días esté de nuevo en este mi blog subiendo algún relato, poema, o algo de mi columna, que Dios mío, según está mi España, Españita, tengo argumento para rato. Y dicho esto solo me queda despedirme, con:
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