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martes, 17 de abril de 2012

Los Obeliscos


    Los Obeliscos
Aquí es, dijiste muy satisfecho. Y efectivamente tuve que felicitarte: el lugar era imponente. Los obeliscos alineados terminaban en dos exactamente iguales en su forma, pero de diferente composición: aunque los dos eran de origen ígneo, en uno predominaba el basalto, y en el otro el cuarzo. Esto hacía que el primero fuera casi negro y el otro de un blanco purísimo.
-Mira son dos gigantes guerreros desafiándose, uno frente a otro. Yo soy este.- y pusiste tu mano sobre el obelisco negro.
-Vaya imaginación, pues entonces yo seré este.- e hice lo mismo apoyando mi mano sobre el blanco.
     Inmediatamente después sufrimos una sacudida y todo se transformó. Los obeliscos, y el lugar entero, giraron a nuestro alrededor y a continuación nos vimos en la misma explanada, con los torsos desnudos, únicamente ataviados por unos cortos faldones de piel. Y portábamos unas enormes y macizas mazas. Un griterío ensordecedor nos rodeaba y cientos de “personas” nos apremiaban a luchar con una única voz: ¡MUERTE! A la que obedecimos con una brutal descarga de nuestras mazas…
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Asun 9 de abril de 2012